miércoles, 22 de mayo de 2013

Las fábricas de opinión

jaime g
Llueve… tiempo apropiado para la reflexión, para refugiarse bajo techo y escuchar el sonido del agua que cae…a veces me suena como música casi armoniosa con sus allegros, sus vivato, sus fortes y sus pianos…lejos, bien lejos del veneno de la prensa. Esa prensa que nos envenena a todos con la misma tinta.
Las fallas nuestras son las que posibilitan la fortuna de algunos según un principio ”realista” que la burguesía tiene de los trabajadores.
Dicha visión luego de ser maquillada y vestida con el ropaje de la “objetividad” es propagandeada en forma sistemática y cotidiana por los medios de difusión, propiedad de compañías capitalistas sin excepciones.
Piensan los poderosos que los obreros, los empleados, los desocupados …es decir la gran mayoría de la población somos tarados, somos una clase subalterna, ya que todos los días nos ponemos ocho o doce horas a su disposición para que nos ordenen lo que sea y así contribuyamos al aumento de sus riquezas, siempre y desde siempre ajenas…
La prensa amarilla cumple un papel necesario en el esquema de dominación imperante y su tarea es defender un sistema de explotación que por arcaico se ha vuelto (nos quieren hacer creer) muy legítimo. Según esa visión repetida hasta la saciedad por todos los medios y formas posibles, la explotación de los seres humanos no sólo ha obtenido el apoyo de la legalidad sino también legitimidad moral.
Por si esto fuera poco y por desgracia dicho sistema  ha terminado de legitimarse en nuestra patria por obra y gracia de gobernantes guerrilleros que confiesan en forma explícita que con el robo capitalista la sociedad funciona armoniosamente…
De la teoría de la probabilidad, estos gobernantes han extraído ”el Posibilismo”… y lo han transformado en axioma de los nuevos tiempos “socialistas”.
 De “socialistas” que son, se convirtieron en ”progresistas” y nos invitan a creer que con un pequeño impuesto a los que poseen mas de 2500 hectáreas (siempre y cuando los defensores de la asociación rural apostados en el parlamento lo permitan) más un préstamo condicionado a que haya disponibilidad en caja, destinado a que los pobres accedan a la choza propia; alcanzaríamos el ideal de la justicia social.
Por estas pequeñas diferencias en el ”cómo” de  la explotación, la prensa burguesa pone el grito en el cielo.
 El ministro de asuntos sociales se enorgullece de que en 8 años de gobierno frenteamplista se han creado 135000 puestos de trabajos para las mujeres y esta reflexión en día de lluvia me lleva a traducirlo en que ahora debemos  festejar y aplaudir  porque hoy tenemos más explotados por kilometro cuadrado de república.
Según el mismo funcionario las trabajadoras del servicio domestico han aumentado sus ingresos en 120 por ciento.
Siguiendo con esta reflexión “lluvia” parecería que el ministro está convencido que en un horizonte próximo  estas mismas trabajadoras van a poder imitar a sus patronas y vestirse en Paris con Cristian Dior, comprarse carteras de Vuitton como Cristina y van a tener más zapatos italianos que Imelda Marcos… claro que por ahora deben conformarse con zapatillas de 200 pesos uruguayos… pero todavía nos faltan dos años de gobierno y al final de la gestión seguro que van a poder comprarse hasta botas de lluvia para que no falten al trabajo en días como estos.
Poco tiempo después de que esta visión ministerial fuera dada a conocer por la industria de la opinión criolla en sus diferentes matices capitalistas que van desde la defensa cerrada e incuestionable de la derecha cavernaria que le canta loas al capitalismo, hasta la defensa “obligada”  aunque muy voluntariosa del sistema que el “progresismo” realiza por capitulación ideológica,  han ocurrido algunos hechos divulgados con diferente intensidad por la industria de la opinión.
Pongámonos de acuerdo:
A esta industria lo único que les interesa es la ganancia como a cualquier otra industria cuya actividad esté dedicada a la obtención del lucro y mas allá de ello toda su energía está enfocada a la defensa inclaudicable de los privilegios de la clase a la cual pertenecen y representan.
Veamos:
Tres norteamericanos muertos asesinados al azar supuestamente por motivos de venganza religiosa contra USA, merecieron más repercusión mediática que 500 pakistaníes fallecidos en lo que va del año y que fueron asesinados con la misma premeditación y alevosía, eso sí; con técnicas ultramodernas que permiten el exterminio a control  remoto.
Ellos también murieron en la ignorancia de que habían sido declarados enemigos por Obama, el gran maestro de la logia imperial del embuste y el engaño.
Tres rehenes sexuales en Cleveland recibieron mucho mas cobertura periodística que 106 presos retenidos en forma ilegal en Guantánamo, al borde la muerte y que ya llevan más de 11 años encerrados en jaulas, sometidos a vejámenes y torturas ”científicas”, sin juicio y sin cargos en su contra.
El presidente yanqui ha prolongado su calvario en forma indefinida a pesar de la promesa que como candidato”demócrata” y abogado constitucionalista había hecho para perfilarse como  diferente y defensor de los derechos humanos.
El holocausto de 1127 trabajadores en Bangladesh a manos del capitalismo, un atentado de la magnitud de las torres gemelas; no ha merecido la reacción del imperio ni de sus voceros periodísticos o televisivos en este mundo donde las noticias tienen dueño y donde la única finalidad de su divulgación es que sirvan a la causa del sistema económico imperante. Ningún periódico ha pedido la guerra global contra el capital como la pidieron contra el “terrorismo internacional”.
Las corporaciones de la información se han convertido en una suerte de Opus Dei de la religión capitalista.
Y esto de la religión del capital no es idea propia sino que es recogida de otras plumas más prestigiosas que la del suscrito, entre las recientes un artículo de Rebelión titulado: W. Benjamin y el capitalismo como religión.
Estamos totalmente de acuerdo con dicha categorización ya que gran parte de la población perjudicada por la injusticia de ese sistema se ha transformado en creyente. Creyentes devotos y sumisos de tal religión.
A través del adoctrinamiento constante esta fe religiosa en el sistema se ha expandido en el imaginario colectivo y lleva a creer y defender muchas veces la idea de que en algún momento cada uno de los devotos será recompensado con las mieles del paraíso capitalista y tendrán entonces acceso a la riqueza, al lujo de sus palacios y al disfrute del poder que da el dinero.
Mientras tanto deben dejar cotidianamente el “diezmo” de la plusvalía en los bolsillos de los sacristanes, sacerdotes, obispos, diáconos, arzobispos, cardenales y del supremo e infalible poder papal con sede en Washington.
A ellos, a los defensores del capital o al capitalismo en abstracto debemos rendirle pleitesía y someternos a su doctrina a cambio de la “salvación” económica a producirse en un futuro más o menos distante, siempre improbable y en la mayoría de los casos inalcanzable.
Todo es cuestión de fe como predican sus pastores y en prueba de ello televisan los “Milagros”… así podemos ver en la TV o leer en la prensa que fulano empezó con un carrito y ahora es dueño de 10 restaurantes.
Fe, sacrificio y ahorro recomiendan sus sacerdotes mientras nuestros gobiernos nos empujan en masa no solo a creer en la religión universal del capital, sino a obedecer sus mandamientos.
 Tomo el primero de ellos que dice: trabajarás sin protestar y no harás huelgas ni paros.
Para que el dios Capital nos perdone el “pecado original” de haber nacido en la pobreza, debemos acreditar ser siervos fieles a su voluntad.
Desde los púlpitos editoriales de la prensa capitalista se estigmatiza a los apóstatas de esta religión y se les cataloga como herejes ya sean comunistas, socialistas, anarquistas.
Se les acusa de querer convertir a los creyentes a las doctrinas “satánicas y perversas” de la izquierda.
Para los sacerdotes del capitalismo hablar de justicia social o de un nuevo orden económico, es pecado mortal, es blasfemia y si su dios no nos castiga hoy con la cárcel es gracias a su “inmensa misericordia democrática” ya que su poder es inmenso y eterno y nos puede hacer desaparecer de la faz de la tierra cuando lo deseé.
Como hizo con 500 pakistaníes en lo que va del año.
Aun así no creo en el dios Capital, ni en la justicia de sus mercados y mucho menos en los  representantes periodísticos de su poder que nos venden devoción y  no información; que no divulgan noticias sino opinión, que nos hablan de tres muertos en Boston dedicándole una inmensa “liturgia” mientras que 1127 asesinados por su dios simplemente para acumular riquezas en la tierra no les merece ningún examen de conciencia.
En una cosa les doy la razón a los pastores capitalistas: las fallas nuestras son las que permiten que al dios capital se le sigan construyendo altares.
Mientras tanto y mientras llueve…que las fábricas de opinión se queden con su dios… yo sigo siendo comunista, anarquista, socialista
Con lluvia o con sol…para siempre hereje.