DECLARACIÓN DE LA U.T.H.C.
Montevideo
El brutal asesinato de la compañera Mari Ferreira, funcionaria del Piso 2 del Hospital de Clínicas nos llena de un profundo dolor. La violencia exacerbada manifestada en ese crimen es propia de quienes presas de una mente enferma o completamente deshumanizada pretenden no solo matar sino también sembrar el miedo, el terror. Hace casi cuatro años era asesinada la compañera Miriam Mazzeo Soto mediante un atentado con una bomba casera. Crimen que hasta la fecha ha quedado impune a pesar de los esfuerzos que han llevado adelante los compañeros de AFFUR para su esclarecimiento. Estos hechos nos hacen reflexionar sobre la violencia instaurada en la sociedad en que vivimos. Es difícil, sabemos, en medio del dolor, ser serenos y reflexivos. Pero no tenemos más salida que levantar la vista si queremos encontrar las causas, las razones de fondo de estas muertes, de estas violencias, de estos crímenes. El fenómeno de la violencia social tiene sus raíces en el sistema capitalista imperante en el mundo, sistema esencialmente injusto, deshumanizador, que fomenta el egoísmo, el individualismo, la voracidad consumista, la indiferencia, las neurosis y las psicosis. Sistema en el cual unos se ven condenados a comer de la basura mientras otros gastan en una cena el salario mensual de un trabajador. Sistema hasta tal punto embrutecedor que transforma al hombre en un “monstruo” capaz de realizar estos hechos. La violencia institucional, la violencia de quienes “tienen todo”, la violencia del explotador, es la que alienta la violencia entre los que ellos mismos condenan a la miseria y a la ignorancia al “despojarlos de todo”. El manejo comunicacional y estadístico de los hechos de violencia sin profundizar nunca en las causas, generan en muchos un rechazo a todo lazo solidario, evitando al otro, disgregando el tejido social, “hacé la tuya”, “no te metás”, “algo habrá hecho”. Y es por esa razón que el atroz crimen perpetrado contra la compañera Mary no ha causado gran consternación en la mayoría de los trabajadores del Hospital. Y sobre todo, la impunidad, poniendo un manto de olvido sobre horrendos crímenes cometidos para mantener el poder y la dominación. Frente a esto compañeros, no solo debemos reflexionar, sino también actuar, sustituir el silencio con nuestra voz, la indiferencia con la indignación, la inmovilidad con la acción, el temor con el coraje y exigir que se aclaren los crímenes de ayer y de hoy, que se sepa la verdad y que se haga justicia.
UNIÓN DE TRABAJADORES DEL HOSPITAL DE CLÍNICAS
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