jueves, 29 de mayo de 2014

Todo lo que aparenta ser, no es


Todo lo que no se ha construido por nosotros mismos como espacios de pensamiento, producción,  autogestión y/o de auto gobierno, sencillamente  no tendrá lugar.
La política sobre su forma tradicional es algo que ya  puede ir al casillero de la Prehistoria.
La repetición de los discursos vacíos de contenido, la saturación de la publicidad, la burda payasada de los líderes políticos, el sindicalismo sometido a los intereses del gran capital  ya han inyectado la sustancia letal, que ha provocado la mala mutación de las mayorías, en nuestra sociedad.
Hoy el ignorante político casi se reivindica como tal, la ética es algo que ni se sabe que cosa es.  Se confunden pequeñeces con grandes logros, es decir, lo obvio aparece como algo sublime, casi insuperable; escapan de las mentes elementos de información y conocimiento para discernir.  Todo lo que aparenta “es”, la realidad se vuelve líquida, no existe, no se ve, solo como una anomalía a eliminar.
Los discursos de paz y tolerancia  no defienden lo que dicen defender sino su contrario, la única violencia que molesta es la del que no calla.
Esto es democracia: pensamiento único, injusticias sociales asumidas, represión como herramienta de la defensa sistémica de los de arriba.
La gran unidad de “todos” no es más que la sujeción al estado, al amo, a los líderes; quienes se atrevan a cuestionarla, serán juzgados por la inquisición del poder centralizado.
Todo lo que voy intentando de nombrar no es una hipótesis; es la realidad ante la cuál estamos parados.
Sinceramente no creo que jugando en el mismo terreno que el poder hegemónico podamos avanzar desde el campo popular revolucionario.  Esto por la sencilla razón de que son ellos los que dictan las reglas de juego, en donde todo contrincante solo puede aspirar a perder.
La famosa fragmentación no la vamos a superar porque ella también hace parte de un proceso que fue programado y del cuál todos participamos.
¿Acaso no nos ha permeado el discurso de la diversidad, del consenso, de la autogestión, de la autonomía?  Todos estos conceptos son recuperados por el sistema y se encuentran hoy en sus pseudos políticas sociales.
Ellos sí han pensado como trasvertir  los significados; la autonomía es buena porque deslinda responsabilidades de las instituciones y en muchos casos esto es llevado de la mano hacia procesos de privatización.  Revisemos los distintos programas de “inclusión” y veamos como son requisitos casi para los financiamientos de “programas” que emanan entre otros del BID,  por ej., y que terminan en la base gestionada, por toda una red de ONG que en realidad son verdaderos órganos para gubernamentales.
Tomémonos el tiempo de ver en todas las instancias institucionales  todos los proyectos, convenios y programas que están atados, no solo a un modelo que viene empaquetado y que se da el lujo en muchos casos de hablar de autonomías pero no por ejemplo de auto gobierno. Si ponemos el dedo ahí ya verán la respuesta, ¡no eso no!  
En definitiva hay que instrumentalizar sistemas para auto organizar a los pobres en su “inclusión” a la sociedad, pero no para asumir la riqueza como el problema de toda sociedad.
Se dirá, por ejemplo que podemos interactuar  para estar con la gente y que es mejor esto que nada; pero resulta que en ese caso solamente somos utilizados como piezas articuladoras de toda la maquinaria  al servicio de los grandes centros económicos.
Podemos participar, pero sepamos que no estamos cambiando nada.
Ahora veamos que pasa con los diversos agrupamientos sociales; comunidades, huertas colectivas, redes de todo tipo.  Es lo mismo, son válidas como estrategias de sobrevivencia pero también participan del sistema y más aun si no están  conectadas entre sí, si no encaran una economía alternativa conjunta, si no producen pensamiento, ni resistencias emancipadoras.
¿Qué hacer entonces? Bueno, si alguien tuviera la fórmula no estaríamos en donde estamos ni como sociedad ni como humanidad.
Estas reflexiones en realidad nos deberían invitar a pensar  y hacer desde otros lugares.
Ello podría  incluir  entre otras cosas  el poner en el centro el  tema de la imagen, a fin de  entender la importancia que tiene y cómo opera el sistema en su manipulación.
A todas luces el conocimiento capturado por el sistema es lo que nos ha dejado huérfanos y ello es también algo de lo cuál nos debemos reapropiar. 
Por hoy es todo, estas reflexiones  tal vez solo tenga la pretensión de suscitar la búsqueda como única forma de encontrar respuestas.

Luna 21 05 2014