Tomado del Cuaderno de Negación NRO.4: SOBRE LA NECESIDAD DE DESTRUCCION DEL ESTADO
En el nro.2 de Cuadernos de Negación (Tema central: Clases sociales o la maldita costumbre de llamar a las cosas por su nombre) nos hemos explayado más sobre este tema, aquí queremos subrayar o agregar cuestiones que han quedado fuera o pudieron ser malentendidas debido a diversos prejuicios. Cada uno de estos puntos, comprendemos, puede merecer un texto aparte, aquí intentamos hacer una aproximación al problema.
01. Es importante remarcar nuevamente, no sólo para este Cuaderno sino para el resto de nuestras publicaciones, que cuando nos referimos al antagonismo entre burguesía y proletariado no nos estamos
refiriendo a relaciones sociales entre un individuo y otro, estamos refiriéndonos a clases sociales.
Por lo cual debe comprenderse que no es un burgués que explota a unas decenas de proletarios aislados, o unos proletarios aislados que pueden acabar con la burguesía o simplemente mantenerse al margen de la lógica capitalista. Son condiciones globales las que permiten la explotación burguesa y no permiten, justamente, lograr apartase de ella o llevar una “guerra social” minoritaria contra el Estado y el Capital.
02. La negación de la existencia de clases antagónicas y la reducción de los problemas sociales a situaciones personales o grupales, fomentan y consolidan la ideología dominante.* La ideología de la separación, del ocultamiento, del todos contra todos, del ciudadano libre e igual.
Los proletarios individuales no son mejores o más nobles que los capitalistas individuales. Individualmente, los trabajadores pueden ser más, menos o tan malos como cualquier otro. El asunto es la actividad social del proletariado como clase.
03. "Eppur si muove". El antagonismo de clases existe independientemente de que sea o no reconocido a un claro nivel de conciencia como tal por los sujetos sociales.
“Y sin embargo se mueve" dijo según la tradición Galileo Galilei ante el tribunal de la Santa Inquisición que lo condenaba a muerte si no se retractaba de su afirmación de que no era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra, sino al revés.
04. El ciudadano en su frenesí de consumo, consume ideología, consume identidad y tarda en comprender que hay realidades impuestas que no ha adquirido en el mercado. Ser proletario no es una identidad elegida, es una realidad social. Y sentir orgullo por esta condición es como enorgullecerse por ser esclavo. No amamos ser proletarios. Y revolución no significa, de ninguna manera, expandir la condición de los trabajadores a toda la humanidad.
05. No esperamos a que los explotados y oprimidos salgan a las calles con una bandera en la que esté escrita la palabra “proletarios”. El debate sobre los términos en nuestro lenguaje es arduo, sabemos que muchos socialdemócratas y demás reformadores del Capital han utilizado y utilizan ciertas palabras para
decir justamente lo contrario, como también luchadores imprescindibles de todas las latitudes no las emplean (y hasta las rechazan). Esto, si bien no es completamente fatal, si es verdaderamente un obstáculo: el no asumir nuestra práctica a nivel de consignas y conceptos, a la larga ha facilitado el debilitamiento, la confusión y la recuperación contrarrevolucionaria.
06. La opresión de clase no es una opresión entre otras. No es superior, ni inferior a la lucha contra el racismo, el machismo o la xenofobia. No se trata de pluralismo o anti-pluralismo. No se trata, tampoco, de “dejar para después de la revolución” los “problemas parciales”. De lo que se trata es de asumir la lucha de una clase que contiene todas las orientaciones sexuales, sexos, colores y orígenes geográficos. De comprender que no se trata de “ecologismo” sino de que el capitalismo a mediano plazo es incompatible con la vida en este planeta, que las verdaderas causas no son los excesos o las maldades de algunas personas, sino la necesidad de valorización del Capital llevada adelante por la clase burguesa.
* Extraído de “Estado: Guardián de la clase capitalista” Distribuido por el Grupo Anarquistas Rosario el 1º de Mayo, donde se afirmaba que: en el año de los festejos burgueses por el bicentenario se hace necesario remarcar el papel histórico y social del Estado capitalista.