Luna
Sí , sabrán disculpar pero nada mejor podemos hacer que comunicar nuestros sentires y testimoniar lo que vemos en nuestras realidades circundantes.
Las fiestas de fin de año como siempre, pasan en un abrir y cerrar de ojos; dejando tras de sí muchas frustraciones, mucho dinero despilfarrado y un entorno saturado de basura.
Parecería que el mundo se termina, que hay que consumir y comer hasta la náusea y luego casi desesperados ponerse en ruta para ir a tirarse en alguna playa.
¿La fiesta es en honor a que? ¿Realmente, cuando nos deseamos ¡Feliz Año! le ponemos alguna intención o simplemente repetimos como un ritual vacío de contenido?
Lo cierto que para muchos, este es un momento orgiástico de consumo, la masa poseída casi, se larga al asalto de comercios, ferias, supermercados y shoppings. No pudimos dejar de pensar al asistir a este fenómeno, si esto podrían ser los sujetos de cambio para una nueva sociedad con otra escala de valores y la verdad que la respuesta es más que contundente.
Nada más alejado por el momento que el deseo de un cambio profundo para la inmensa mayoría de la gente. Inmediatamente reflexión siguiente: ¿que hacemos aquellos que no soportamos más este modelo de sociedad?
De toda evidencia llevar adelante una respuesta evangelizadora pretendiendo forzar cambios no nos llevaría a buen puerto; muy especialmente cuando aquellos mismos sujetos con quienes compartimos algunos espacios sociales también se ven envueltos en esta vorágine. Complejo de avizorar el famoso sujeto de cambios, en especial porque no tenemos ni pueblos originarios ni campesinado, que son para el resto del continente quienes están construyendo otras resistencias y otras autonomías.
Todo está falseado; los discursos, las acciones, los supuestos avances; vivimos en la sociedad de los simulacros, de las representaciones. Estamos frente a seres no pensantes, enajenados al pensamiento único; es así que resulta muy complejo permear las sensibilidades para lograr una mínima escucha hacia las voces críticas. Hay una suerte de ceguera voluntaria.
Claro que hay también algunos puñados de personas conscientes, motivadas, críticas pero tal vez cansadas también de una prédica que no produce eco alguno o muy insuficiente. Nos invade la sensación de estar empantanados, sentimos muchas veces algunos síntomas de asfixia.
Pero llegado a este punto, también podemos intuir que probablemente estemos en un momento de inflexión o bisagra a partir del cuál algo nuevo deberá advenir. Tal vez lo nuevo ya esté entre nosotros pero aun de forma muy sutil, por eso no lo percibimos con claridad.
Sin que ello estuviera programado hemos podido tener en lo que va de este verano la oportunidad de intercambiar con distintos grupos de jóvenes y algo hemos logrado palpar. Por ejemplo hay jóvenes pensando en nuevos modos de existir que no sea la pareja nuclear ni la comunidad fusional pero sí otras formas de comunidad. Ello va acompañado de la necesidad de construir un proyecto de vida; ético, solidario y comunitario en donde se preserve el espacio para las singularidades.
Los agrupamientos partidarios más clásicos, aparentemente no resultan atractivos, no llaman porque de lo que hay necesidad es de algo que venga más desde lo informal y afectivo; necesariamente horizontal. Claramente percibimos el deseo de escapar a las estructuras opresivas: parejas, estado, partidos.
Estas son algunas cosas bien distintas que queríamos compartirles que en medio de las actividades mundanas y banales que se promocionan en los medios para la temporada veraniega constituyen esa grieta que nos permite entrever lo que se pasa y no es visible para todos. Muchos nos alegramos de que hayan jóvenes que además de pasarla bien con sus círculos de amigos y o compañeros; piensen en otras formas de existencia.
Evidentemente nadie está descartando tal o cual forma de respuesta por parte de quienes se sienten afectados por la absurdidad de este sistema capitalista. Simplemente intentamos de comprender porqué ciertos espacios convocan poco, inclusive a quienes experimentan la necesidad de una ruptura con el actual orden establecido. Algunos hablan de tiempos híbridos, de mutaciones…, otros plantean que el tiempo que viene será necesariamente el tiempo de la desobediencia civil.
En todo caso tal vez sea en estos nichos íntimos e informales, más de proximidad y territoriales en donde se esté fraguando algo de lo que podría abonar el terreno de los cambios que estamos necesitando. Paralelamente a estas reflexiones, estamos frente a hechos consumados absolutamente odiosos en sus consecuencias como es el proyecto de minería de gran porte .
Justamente en días el gobierno pretende concretar la firma del contrato con la empresa Aratiri ; lo cual equivale a firmar el certificado de defunción de nuestro territorio. Para ello no han elegido cualquier fecha, no¡ lo hacen en medio del verano cuando la desmovilización de las organizaciones sociales es total, lamentablemente. No cabe ni decir que los gobernantes son irresponsables, si no que son asesinos¡ Por espejitos de colores venden la tierra sin importarles nada de nada.
Traemos a colación lo que decíamos más arriba de esta nota; festejar que cosa para el 2014? En todo caso nosotros no podemos más que desear la mayor de las sanciones a toda la clase política cómplice de esta empresa de la muerte y es la abstención más fuerte que se pueda en las próximas elecciones del 2014.
Sería saludable ver a las organizaciones sociales comprometidas, encarar desde el inicio el monitoreo independiente sobre la salud, el territorio y todas las consecuencias que este mega emprendimiento va a ocasionar.