“El sistema operado criminaliza, tiende a representar a los “culpables” como “criminales” verdaderos. El sistema intenta enfocar la problemática de la violencia-temor sobre los “culpables” para operar de inmediato en ellos asimilándolos dentro de su estructura bajo representaciones de “criminales” que “rompen el orden” y por lo tanto son seres que merecen ser “castigados” y quizás “reeducados” para su posterior reinserción al sistema o para eliminarlos. Persiguiendo al mismo tiempo descentrar la atención del punto medular que es el origen de las condiciones asimétricas que generan la desigualdad y demás dentro del sistema globalizante. El mismo sistema que ha producido una sociedad criminógena, la de la suma de soledades, la de la violencia como recurso, permisiva, relativista, nihilista, vacía que busca la venganza por encima de la prevención.” (Figueroa, 2008)
En Uruguay hay trabajadores presos políticos, pobres cercados y criminalizados, trabajadores precarizados, jubilaciones sumergidas, salud colapsada, enseñanza pública sin recursos, barrios en las periferias en donde se siguen amontonando aquellos que van quedando fuera de la sociedad; así podemos seguir enumerando una larga lista.
Por otro lado en Uruguay hay torturadores presos en cárceles vip, barrios privados cercados de alarmas y personal de seguridad.
Los coches saturan las rutas y provocan accidentes fatales pero tantísimo más que los carritos tirados por caballos, que solo los producen muy esporádicamente.
Montevideo es una ciudad hoy saturada de publicidad y carteles luminosos por todas partes, luce destruida y el sobre consumo provoca una acumulación de desechos que desborda por todas partes; hay casos de corrupción no investigados o archivados, torturadores sueltos y vastas extensiones de tierras vendidas a las transnacionales ¿que tal ? …..
No se puede decir que haya un gobierno, más bien que hay un desgobierno, que basa toda su política en la mentira y el ocultamiento. Todo este patético circo se sostiene primero porque los medios de comunicación y los sectores de la derecha más rancia están al acecho de cuanto puedan aprovechar para presionar, señalar y crear opinión pública. Esta opinión pública opera como un verdadero cerco cuando se tratan las noticias que provienen de los sectores sociales en conflicto o de aquellos más desfavorecidos en la sociedad.
En segundo lugar el entramado de los poderes centrales del estado y los cuerpos represivos.
Aquí abrimos un paréntesis para remarcar que hoy en nuestro país se están aplicando nuevas metodologías en el campo del trabajo de inteligencia y que se vienen aplicando a luchadores sociales, presos e investigados por la DOE ( Departamento de Operaciones Especiales); en otra oportunidad ahondaremos sobre este tema, pero para ir viendo como operan vale la pena leer un artículo publicado en el diario El País digital del 21 de mayo del 2005:
también se puede consultar la siguiente información del 11 de mayo del 2007 proveniente del sitio Internet de la embajada de los EEUU en Uruguay:
Así es que hoy los activistas sociales son investigados, como si fueran criminales; esto está pasando casi totalmente desapercibido para el conjunto de la sociedad, pero la verdad que es un tema del cual se debería debatir ampliamente.
Si nos detuvimos en este aspecto es porque está directamente enrabado con el tema al cual queremos llegar a tocar y es como vivimos en la sociedad del miedo y de cómo ello nos afecta en la vida, hasta en lo más íntimo de ella.
A todo esto la economía crece, como también crecen las cárceles, pero también crece la deuda interna y externa, ¿cómo se explica esto? ¿Dónde está la falla?
Para cualquier persona agobiada por su jornada de trabajo, alienada por un sistema que no cesa de estimular de manera incesante al consumismo, no le resulta fácil entender la fragmentada y acotada información difundida a través de los grandes medios de comunicación sobre los distintos temas de actualidad.
La resultante se ve reflejada en un cierto repliegue de la participación en ámbitos sociales y políticos. Esto no hace más que poner de manifiesto el distanciamiento que se ha producido entre la gran mayoría de la gente y la clase política por una parte y por otra también nos muestra como ha ganado terreno la indiferencia hacia todo lo que no sea la vida puertas adentro de las casas.
Internet y la televisión pasan a ser el centro en los hogares.
Queda poco espacio entonces para la horizontalidad en las relaciones sociales.
Esta realidad es en la cual se deberá incidir a fin de abrir brechas que permitan quebrar el aislamiento; solo que esto no será ni tarea fácil ni de corto plazo.
Estamos frente a nuevos paradigmas y por lo tanto para poder visualizar respuestas habrá que hacer prueba de creatividad y de alegría, elemento este importante para recuperar la potencia de vida. Pero por sobre todas las cosas se tendrá que perder el miedo, cosa que nos tiene paralizados en la toma de iniciativas.
Abrimos hoy apenas el tema del miedo, dado que el actual sistema en el que vivimos se basa en el control y el mismo tiene su basamento en el miedo. El miedo a perder el control, el miedo al caos, el miedo a lo desconocido, al cambio, en definitiva es el miedo a la libertad.
Esto es algo que el sistema trasmite en todo el tejido social a través de distintos mecanismo que se van internalizando en las personas casi sin que se den cuenta pero que al fin terminan condicionando todo los aspectos de la vida de las mismas.
Todos terminamos siendo agentes del control central hasta en nuestro entorno familiar, de amistades, de relaciones trabajo etc. Pero siempre el que manda es el miedo, que es miedo a la muerte. Tal vez lo peor de todo sea el control de las mentes a través de la televisión y de Internet.
¿Pero cuál es el origen del miedo en este sistema? No cabe duda de que los poderosos se saben pocos, vulnerables y sienten miedo a perder sus puestos de privilegios.
Por ello hoy vemos que los medios de comunicación no escatiman en estratagemas para infundir miedo y lograr el control de todos sobre todos.
Salir del miedo es algo que tiene al menos dos puntas: una individual, dado que el miedo es algo que se experimenta de esta forma y otra colectiva dado que es el propio sistema que construye socialmente el miedo.
“Viviendo en el absurdo la humanidad en sus grandes mayorías ha caído en el sobrevivencionalismo, como lo mencionamos. Ya no tenemos vida ni menos proyecto de vida, lo que tenemos son, acaso, pasos fortuitos que intentan darnos “un día más de vida” sin que ésa vida signifique una existencia verdadera. Tal modo de vida no puede generar individuos, grupos, sociedades, civilizaciones fuertes. Hoy la debilidad generalizada se ha acompañado de debilidades de un tipo y de otro, de un nivel y de otro. Esas debilidades presentes en cualquier momento y circunstancia y manifestadas de múltiples maneras e, incluso repetida y sostenidamente, son nuevas demostraciones de la fragilidad humana aumentada que sostienen su vulnerabilidad y que es estudiada desde las éticas de distintos autores (Piola, 2004).”
Luna
04 07 2012