miércoles, 2 de mayo de 2012

Oratoria del acto del 1ro de Mayo del Taller (A)

¡SALUD! PRIMERO DE MAYO…
otra vez viejos sueños, nuevos deseos, otros mundos...
“... el nuevo capitalismo se parecerá al viejo,
y se encontrará, de nuevo ante la vieja lucha de clases”

Otro primero que nos sirve de excusa para hacer memoria sobre los combates pasados, reflexionar sobre ellos y pensar críticamente pasado y presente del mundo del trabajo, poniendo en discusión, las ideas que hemos heredado sobre el proletariado, los sindicatos y las vanguardias. Tenemos que poner nuestra voluntad,  pensamiento y audacia en un esfuerzo para poder dilucidar un presente cada vez más complejo y diferente, para cambiar esta realidad, para  pensar y crear  otros mundos.



En el día de los trabajadores se recuerdan las luchas obreras, no es nunca un día de fiesta, ni tampoco es el día del trabajo, es la exigencia, ya antes de 1886, de la disminución del tiempo dedicado a la esclavitud del salario.
Es bueno, también, tener en cuenta que lo que ha sucedido en este mundo capitalista es el resultado de casi doscientos años de luchas obreras. Estas luchas impusieron los aumentos de salarios, las reducciones del tiempo de trabajo, mejores condiciones laborales, libertades públicas y derechos políticos.  Y en todo este tiempo, la clase obrera no fue únicamente un movimiento opositor al orden establecido sino que desde sus inicios, desde los ludditas, ha sido un movimiento de autoorganización social. Es decir un movimiento de creación social expresado en sociedades de resistencias, fraternidades y mutualistas obreras, ateneos, sindicatos, cooperativas, bibliotecas populares, etc. 



Sin embargo, en este 1º de mayo no estamos para conmemorar. Las conmemoraciones hoy son el mecanismo de captura, por parte de los estados, de hechos y acontecimientos significativos para los sectores populares, adueñándose de ellos vaciándolos de toda significancia y contenido, haciendo de ellos un día de fiesta .
Para nosotros esta fecha no es un recuerdo sino un presente  de exigencias y luchas que intentan juntar las peleas del pasado con las de hoy: la lucha   en el inicio de la revolución industrial contra las maquinas que sustituían  mano de obra y que además producían tejidos de peor calidad que los fabricados por los trabajadores, los combates por la formación de los primeros sindicatos y la creación de la I Internacional y la ruptura con la corriente marxista. La formación de las sociedades de resistencia en la región uruguaya y la creación de la FORU son hitos de los procesos obreros que nos antecedieron. Por eso en este 1º de Mayo queremos recordar a los Mártires de Chicago y a todos aquellos que perdieron su vida en esta larga lucha contra el capital y la opresión y a todos los que hoy luchan en la región uruguaya contra el nuevo estalinismo de la naciente oligarquía democrática progresista. El primer estalinismo nació de las entrañas de la tecnoburocracia comunista y el actual nace en América Latina de la mano de las elites de un progresismo ciudadanista que les permite encaramarse en todos los lugares de poder como una nueva clase que lleva adelante las políticas que el capital globalizado por si solo no puede hacer,  garantizando, así, la hegemonía capitalista.


Tecnología y trabajo

En estos tiempos de miopía y amnesia es necesario recordar aquello que los trabajadores supieron hace mucho tiempo, en los inicios del capitalismo, y que después olvidaron: el progreso tecnológico no es neutro. La tecnología no es algo que se desarrolla espontáneamente, hay alguien que la impulsa, alguien que la gobierna. El progreso tecnológico lleva intrínsecamente una carga de valores y objetivos de un sistema en particular, un sistema basado en ficciones opresivas: superioridades, necesidades y objetivos artificiales, normas impuestas, dinero, etc.; ficciones que a veces solo los niños muy pequeños saben ver como lo que son.
El cambio tecnológico, que es en si mismo desestabilizador, y que ha sido usado reiteradas veces para poner al trabajador a la defensiva, no era percibido por los obreros “destructores de máquinas”, que discutieron algunas tecnologías en la primera revolución industrial, como inevitable. Fue necesaria, durante mucho tiempo, la acción conjunta de capitalistas, sindicatos (incluso anarcosindicalistas) y partidos de izquierda, para hacer creer a la clase obrera en el mito del progreso y la felicidad de un futuro sin trabajo gracias a la tecnología. Lo que se llama “progreso económico” se obtuvo mediante la transformación de los humanos en maquinas de producir y consumir.
Y mientras tanto el capital y el estado trabajan unidos para implantar el nuevo modelo productivo y cuentan con la colaboración sindical para el desarrollo del llamado “país productivo”. Un modelo que concentra la tierra en manos de las multinacionales de los “agro negocios”,  que desarrolla los monocultivos, que cultiva transgénicos,  que introduce grandes fábricas contaminantes. Un modelo que exige inversiones de las grandes corporaciones extranjeras, dejándonos a merced de un inestable mercado internacional.


El modelo sindical actual al servicio del Estado

Las separaciones y divisiones de los asalariados han puesto en crisis al sindicalismo tradicional, pues por su estructura vertical ya no es capaz de representar a una clase trabajadora que no es única sino diferente entre sí, múltiple y con intereses distintos.
El actual sindicalismo, basado no en la acción y participación directa de los trabajadores, sino en innumerables e innecesarias negociaciones con el estado y las patronales, la mayoría de las veces inconducentes, han transformado a los sindicatos en gestorías de reclamos económicos. Y todo este entretejido de tramites burocráticos y negociaciones no ha hecho más que debilitar la voluntad de pelea y la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas.
Pero cuando los trabajadores deciden de luchar de verdad estos se verán obligados a dejar de lado las estructuras  sindicales oficiales y a inventar formas de organización autónomas.



Como trabajadores estamos hartos de la explotación que sufrimos en nuestros lugares de trabajo, de la opresión de las jerarquías y de la alienación que nos produce un trabajo que no controlamos ni decidimos.
Y como asalariados no solo luchamos contra el trabajo asalariado sino que también reivindicamos que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos lo cual implica construir la autonomía obrera, autonomía del estado pero también de partidos y sindicatos que intentan representar, manipular y decidir en nuestro nombre, ellos que ya no saben lo que es trabajo asalariado.
Proudhon decía:  "Ser gobernado es ser observado, inspeccionado, espiado, dirigido, sometido a la ley, regulado, escriturado, adoctrinado, sermoneado, verificado, estimado, clasificado según tamaño, censurado y ordenado...” nosotros siguiendo y complementando su pensamiento podemos decir que todos aquellos que se organizan siguiendo el modelo y estructura vertical del estado, como son los partidos y sindicatos, también nos están  clasificando, regulando y vigilando y cuando sea necesario nos reprimirán, colaborando para ello con el Estado.
Por eso, tenemos que defender y ocultar nuestros “lugares comunes”, nuestros espacios y territorios de la penetración del Estado, de la mercancía y el consumismo, creando comunidad escapándonos de todas las organizaciones que tienen como modelo al Estado. 


¿Qué hacer?

Pero no es suficiente denunciar es necesario comenzar ya a recorrer otros caminos. Ya es tiempo que los trabajadores apostemos a la autonomía, a la acción directa, al federalismo y a la construcción de una sociedad distinta a la capitalista comencemos a juntarnos, a organizar nuestras solidaridades a apoyar en nuestro mundo del trabajo en la lucha contra capitalista y burócratas.



No tenemos recetas políticas; no hay sendas trazadas ni caminos con un destino inevitable. Hay recorridos que hacer, que crear. Recorridos autónomos, solidarios y comunitarios que los mismos trabajadores se van a ir dando.
Necesitamos de nuevos conceptos, nuevas creaciones y nuevos lugares que permitan imaginar esas nuevas trayectorias de resistencia y de emancipación, sabiendo que cada situación será caldo de cultivo de una manera distinta de pelea y creación, habrá mil formas, para eso apelaremos a la inventiva, la espontaneidad creadora que nos caracterizó durante tantas décadas de lucha. Lo que significa, también, abandonar por el camino las ideas heredadas de que la defensa de los trabajadores solo la puede hacer el sindicato o que la única forma de hacer política es a través de los partidos; ideas que han tenido un papel disciplinario sobre los trabajadores. Tampoco se puede continuar sosteniendo la idea de que el proletariado es “el” depositario del proyecto revolucionario. Esta idea, que por encanto, permite que algún partido aun pretenda hablar “en nombre” de la clase obrera y que los grupúsculos de izquierda sigan diciendo religiosamente “somos el partido en construcción del proletariado”. Al proletariado como “clase” se lo tragó la niebla de las formas que adopto el capitalismo para manipular mejor su máquina de producción y consumismo.



Es necesario comprender y profundizar la nueva realidad, en la que estamos inmersos, de un gobierno progresista que se plantea ocupar todos los espacios sociales promoviendo y organizando a los excluidos y por lo tanto coptándolos utilizando propuestas que antes eran patrimonio de los movimientos como la autonomía y la participación social.  
Tenemos que defender, ocultar, nuestros lugares comunes, nuestros espacios y territorios de la penetración del estado, la mercancía y el consumismo, creando comunidad. Organizados autónomamente y horizontalmente, sin mayorías ni centralismo democrático, donde nadie imponga sus posiciones, coordinando con otras situaciones, respetando las diferencias, tejiendo redes descentralizadas y no jerarquizadas de resistencia y creación. Sabiendo que la única línea que separa a los asalariados es la actitud que se tiene hacia el sistema establecido.
Construyendo nuestra autonomía que debe ser individual y colectiva al mismo tiempo; poniendo en acción nuestra voluntad, deseos y capacidad de creación  para darle nosotros mismos sentido a nuestras vidas.



Pensamos que trabajadores, artesanos, desocupados y afines nos organicemos con nuestros vínculos de resistencia y apoyo mutuo para unir nuestras debilidades, para fortalecer nuestras potencias, para luchar contra la esclavitud salarial. Organizados autónoma y horizontalmente sin mayorías ni centralismo democrático, donde nadie imponga sus posiciones, coordinando, respetando las diferencias, tejiendo redes descentralizadas y no jerarquizadas de resistencia y creación.
Es tiempo de recuperar la confianza en nosotros mismos, en la intensidad de la acción colectiva, en la potencia transformadora de nuestras agrupaciones.
Liberar nuestras pasiones y convocar la alegría de nuestra fuerza liberadora, de nuestras potencias creativas para un mundo de hombres y mujeres libres.



Salud a todos los que hoy están luchando por cambiar este orden de cosas, por un mundo donde quepan todos los mundos.


La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos


el taller A

V EPOCA – mayo  2012 – Nº 41
Edita el taller anarquista – talleruy@gmail.com