La Revista de PLENARIA MEMORIA y JUSTICIA (Editorial)
Como si de un sacudón de alas de nuestra paloma de la memoria se tratase, como si de un aleteo preciso que implora justicia viene la mano. Así aparecen estas palabras impresas, surgidas de las entrañas de la necesidad, paridas de años de luchas. ¿Cuántos? Ya no se cuentan. Como dice la canción “llevo los años de todos” y de algún modo “soy más viejo que mi edad”…
Y así es la Plenaria mucho más añosa que su nacimiento, mucho más amplia que lo que dice en esta revista, mucho más compleja que un escrache, pero también es todo eso.
Tenemos cosas que les queremos decir. Tenemos cosas, pensamos, es imperioso que sepan. Queremos hablar de las ideas y de su imposibilidad de acceder a la neutralidad o a la abstracción de clase, neutralidad que es impuesta, maquillada grotescamente, necesaria para algunos…
Queremos hablarles de la memoria, de piezas que están en disputa en su elaboración, del tiempo en que se da la lucha por su signo, un tiempo que es el presente, el que ya pasó y el pueda llegar a ser…Y en este vuelo de paloma, que a veces se vuelve halcón, miramos por el rabillo la desesperación institucional por enmarcarnos.
La malsana obsesión de encausar las luchas en los carriles aceptados y la violencia que genera el desplante. -¡Mírame cuando te hablo!- parece gritarnos con voz de macho un sistema que nos maltrata cuando no puede controlar
Con el sig sag en el vuelo, necesario para no caer, parece a veces que nos vamos a pique y otras que volamos alto muy alto…pero sepan que muchas de las piedras que nos tiran tienen las propiedades invisibles que brinda la televisión. Los dueños de la energía eléctrica, también inventan los focos que en algún artículo de esta revista se describen.
Alumbrar el sol con un fósforo no parece sencillo, pero también es cierto que en la inmensa noche ¡las luciérnagas brillan una barbaridad!
¿Qué quieren que veamos y que queremos ver? ¿Cuánto estamos dispuestos a ver?
¿Cuántos grados habrá en esta panorámica?
Será también cuestión de animarse, ¿no?
O de transitar por esos Senderos Nocturnos que también son parte de este vuelo. Que tiene ojos en la nuca porque el espanto nunca fue ajusticiado, que compara, peras con peras, sueños con sueños y asesinos con asesinos.
Pero…Tal vez valga la pena imaginarnos sin miedo para poder seguir. Tal vez, cuanto más sumergidos entre los papeles de la impunidad. Porque además de paloma o halcón, fuimos polilla de archivo del Filtro y vimos los nombres de los verdugos, las fotos de la masacre y sobre todo, los espacios en blanco de la historia oculta
Nuestras alas, a veces desteñidas, iban alentadas por la valentía de las madres de los hijos asesinados. Y así es que decidimos, una vez más, luchar contra el miedo, y lo hicimos siendo polilla y no siendo halcón, desde esa fragilidad elegimos luchar por la vida, luchar contra el miedo.
“En nuestra semana trágica…en nuestro sorbito de vida”. A ciegas o con faros móviles ¡qué importa! ¡Luchar por la vida sin miedo! ¡Por nuestros muertos más queridos que soñaron mundos sin dolor, por los que gritaron desde las mazmorras su dignidad, por las que escupieron su odio en la cara de la serpiente parda!
No podrán aguarnos la fiesta, no alcanzan todos los espantapájaros del mundo para ahuyentar nuestros graznidos…Sabemos que ahí está la tierra, sabemos que es nuestra, sabemos que la están matando, sabemos que la están saqueando…Nosotros seguimos juntando granitos de arena acarreados tan costosamente para llenar los cráteres que nos dejarán los depredadores de la vida… ¡burgueses de mierda!
Esos pedacitos de arena, de tierra de almas, que empezamos a guardar hace tiempo, porque sabemos se precisarán millones para curar las heridas de la tierra, pero somos optimistas, nuestro material está regado de sangre hermosa, de lágrimas de fuego, de tripas corazón, de pólvoras y de miel y asícomo aquellos negros nos sentían sus iguales por luchar por la libertad, nosotros, una vez más, con la vista enardecida de amor, de cara al viento le declaramos la guerra a muerte a la muerte.
Con guerreros sin un tiempo, sin patria, sin futuro, ni pasado, portando cerca de nuestra boca la estrella eterna de la lucha y entre el plumaje, ni más ni menos que nuestra arma secreta: los compañeros de toda la vida