jueves, 7 de agosto de 2014

Morir por Palestina


Unos miserables pesos como bono solidario; acompañar cada tanto, pues no vivo en Montevideo, jornadas en favor de los palestinos, o mejor, por su derecho a no ser asesinados. ¡Cuánta impotencia y cuánto dolor por no poder estar allá, en Gaza, defendiendo a indefensos inocentes!

No me importa ser viejo. Los tres kilos y medio de una AK47 no me molestan. Las conocí y las palpé en África. 
Siempre creí en el derecho de este pueblo heroico de tener íntegra e históricamente, su territorio y gozar de su albedrío en paz. Llegué a creer en ese mismo derecho para los judíos, pero era muy niño para saber con certeza y menos aún, para evaluar el horrendo genocidio que aquella vez a fines de los 40, siguió al imperativo inglés de otorgar a los judíos  tierras que hoy dudo les pertenezcan.
Sumemos la usurpación del Estado de Israel de otras, a partir de 1967  violando las disposiciones territoriales de las Naciones Unidas  y muchas más.

Hasta los propios ingleses dudaron de lo que hacían, pues les habían ofrecido las bonanzas ambientales de Uganda, uno entre los supuestos paraísos de Adán y Eva.
 El horror de hoy, supera largamente a las masacres en los guetos de Polonia. La soberbia de los exclusivos elegidos de Dios es pleno fundamento para el desprecio de la vida de los que no pertenecen a su secta sean de la raza o religión que fueren, niños, mujeres, viejos o inermes de toda condición de violencia. Tuve amigos judíos de la infancia y adolescencia y los recuerdo con sumo respeto y afecto.
No podría jamás creer en una mínima aprobación de su parte sobre el asesinato en masa al que hoy el mundo asiste como si fuera un drama que no le compete.

No puedo abstraerme en la actualidad, frente al control que del mundo ostenta el sionismo a través de su poder económico y financiero capaz de tener de rodillas  a su brazo armado, los EE.UU. 
Inevitable resulta un recorrido a la historia pasada desde la primera guerra mundial. Veo al sionismo detrás de ella con el objetivo de dominar Europa, principalmente  Alemania, entonces compartiendo el primer lugar como potencia industrial, económica y militar del mundo.
Provocar la caída del imperio alemán para apoderarse del país era un fin en sí mismo. La República de Weimar fue el premio al afán del sionismo, pues se adueñaron de su economía y sus finanzas. Seguramente no previeron que las consecuencias de ello superarían toda previsión en su contra. Sin embargo, a pesar de tanta barbarie pasada, la presente me hace dudar del guarismo de mártires imputado al régimen nazi.
 Tanto la prensa criolla como la internacional, me provocan náuseas. Los partidos tradicionales y algunos sectores del FA huelen a mierda sionista. ¿Qué dicen personalmente los incondicionales amigos y aliados de los gobiernos de Israel, Tabaré Vázquez, Julio María Sanguinetti, Lacalle Herrera?  A Mujica “le parece” que hay genocidio.
No puede negar en sus declaraciones el miedo a molestar al eje Tel Aviv-Washington.
Si tuviera un mínimo de dignidad y no fuera cobarde, tendría que haber cortado las relaciones con el Estado genocida.

VASCO