jueves, 24 de octubre de 2013

El miedo a la libertad y la obsecuente sujeción al actual sistema neo liberal


por Luna


En nuestro andar peregrino, de causas y colectivos hemos podido sintetizar algunas cosas: algo así como una suerte de retrato de los defensores incondicionales del actual progresismo.
Mucho nos hemos preguntado de dónde provienen no las ideas, pero sí las frases en general bastante primarias, que expresan una línea de pensamiento frente a una realidad compleja pero clarísima a la vez.
Esta realidad es con la cual convivimos, no solo nosotros en este pequeño país si no que también es algo que se repite a nivel mundial.
Lo que más claramente aparece es que vivimos dentro de un sistema de pensamiento único, en donde las políticas aplicadas son las mismas y por consiguiente también son las mismas consecuencias que se pueden ver en todas partes.
Este sistema de pensamiento único ha consistido en formatear mentes humanas en un largo proceso que necesitó de etapas, pero sobretodo de estrategia e instrumentalización a través de las distintas instituciones de los estados.
Así se fueron expandiendo por todos los intersticios de la sociedad, titulares, frases repetidas una y otra vez en especial en los grandes medios de comunicación, que fueron generando comportamientos reflejos en los distintos sectores de la sociedad.
Para traer algunas cosas que se repiten en nuestro medio, en especial en estos momentos, que consideramos como ya bien adentrado en la campaña electoral, vamos a desmenuzar lo que circula, quienes lo dicen o lo repiten y a que sectores sociales pertenecen.
Casi todos los progresistas se viven como personas de izquierda, pero nadie sabe explicar que es ser de izquierda, o solo lo ven como oposición a la derecha tradicional.
Cuando tienen que argumentar sobre las buenas acciones del actual gobierno, sacan a relucir los “logros” sociales: plan ceibal, aumento de salarios, derecho a la salud que podemos sintetizar en una sola palabra, “asistencialismo”.
Los planes para combatir la pobreza son la más clara demostración de la injusticia social basada en la súper explotación capitalista. Pero al capitalismo no se lo puede cuestionar; cuando le preguntamos a un progresista porqué no se puede, la respuesta suele ser, que no, que no se trata de terminar con el capitalismo si no de que”la gente esté mejor”.
Poner en cuestión al sistema capitalista pasa por un eje central que es cuestionar la propiedad privada; acá las respuestas son tajantes “no se puede”.
Claro eso necesita de un compromiso mayor que ninguno de ellos está dispuesto a tener.
El sistema ha metido bien en la cabeza de la gente, el “hacé la tuya”, también con tele, auto e Internet se está bien; cada quien en su burbuja. Todo lo que venga a quebrar esa alienación es atacado violentamente. Digamos; todo aquello que se oponga al orden establecido será criminalizado, como un comportamiento “radical”.
Así el “radical “aparece como figura del enemigo a combatir.
Se puede tolerar todo, hasta las alianzas con los partidos de derecha, con el imperio, con las transnacionales menos tolerar una oposición desde una izquierda anticapitalista.
Se recurre a la amalgamas, se exaltan las banderas; salen a relucir las encuestas y se conforma así la “opinión pública”.
El progresista es un ser que adora ser “masa”, no tolera estar por fuera del rebaño. Lo asiste el espíritu pragmático, la objetividad y la ciencia. Y siguiendo esta línea se llega obviamente al punto de que solo se pueden cambiar las cosas desde adentro, con el voto y para eso se tiene una candidata “alternativa”: Constanza Moreira, otra vuelta de la calesita y si no la votas, ”le haces el juego a la derecha”.
Ahora bien preguntando y preguntando que leen los progresistas, tenemos lo siguiente: los titulares de la gran prensa y la televisión. Desconocen los medios alternativos de información y si saben que existen, no quieren ni por asomo enterarse.
No tiene tiempo de leer libros; no conocen a los pensadores actuales, ni a economistas de izquierda ni a sociólogos críticos; nada de nada, es decir son unos perfectos ignorantes. Claro pero se viven como inteligentes y como poseedores de la verdad absoluta.
De todo lo dicho concluimos que el mayor miedo, el que manda, es el miedo a la libertad.
Así obsecuencia y decadencia se dan la mano con el progresismo para perpetuar  ¡el orden y el progreso capitalistas!

23 10 2013