Estamos llegando al fin de un año (2015) particularmente convulsionado a nivel global.
Año de encrucijadas, de las extremas tensiones, de los límites de tolerancia superados, en donde muchas cosas nos están alertando de un proceso sin retorno. Pero a pesar de ello el mundo sigue girando y el sol no brilla por igual para todos.
En nuestro pequeño país son muchos los acontecimientos, las mutaciones. Estamos viviendo tiempos acelerados en donde todo pasa muchas veces casi de manera imperceptible, en medio de una indiferencia aterradora o de una inconsciencia repulsiva.
Difícil de hacer un balance más o menos ordenado. Como explicar y entender que hoy a pocos meses de haber elegido un nuevo presidente Tabaré Vázquez, este hoy tenga apenas un 39°/° de aprobación?
Nos preguntamos cuál habría sido el resultado electoral de no haber funcionado el miedo al "Cuquito" Lacalle?
Es que todo se parece mucho al proceso de desgaste o descomposición de los gobiernos progresistas en el resto del continente.
Las causas son las mismas por ende también las consecuencias
Siempre en general se habló de los cambios realizados por estos gobiernos, nosotros pensamos que los cambios no serían tales, sino más bien lo que se producía era un recambio, necesario a la reestructura del sistema capitalista.
Hoy todo nos indica que hemos llegado al fin de esos procesos; el asunto es lo que ha quedado y lo que hemos perdido.
Por ejemplo nos ha quedado el vacío de la fragmentación, en donde se han vuelto líquidas las ideas y el deseo de las utopías ha perdido su potencia. No obstante hemos vivido un año en donde asistimos a un despertar de las luchas populares.
El despertar demoró y al fin se produjo porque la violencia de los hechos constituyó su factor de aceleración. Miles de trabajadores han manifestado por mejoras salariales y condiciones de trabajo, el conflicto de la enseñanza que tuvo su punto de máxima tensión en el desalojo del CODICEN, hecho que terminó con heridos y procesados marcó un quiebre con el actual gobierno y las organizaciones sociales.
Agregamos a este balance que nuestra sociedad sufre de una profunda fractura social, en donde temas esenciales como salud, vivienda y enseñanza siguen siendo los mayores problemas a los que debe hacer frente la población.
A todo esto debemos sumar la corrupción, el amiguismo y la inoperancia. También incluimos los problemas de contaminación, en particular del agua.
Así terminamos este año, en donde nos acordaremos los que podemos un tiempo de pausa para regenerar fuerzas y compartir con familias , amigos y compañeros momentos de distención.
Ojalá que estos momentos de encuentros tengan un punto de fuga , hacia otro plano que no sea el de la marea consumista.
Pero que hacer, cual la solución? agotadas ya muchas alternativas, agotados los discursos y las consignas solo resta lo más difícil y lo más sencillo ; contar con nuestras propias capacidades de crear juntos a otros los nuevos paradigmas.
Esto pasa necesariamente por salir de los compartimentos estancos, de romper con las ortodoxias , de descolonizar el pensamiento.
Luna
08 12 2015- Alternativas