jueves, 31 de diciembre de 2015

crónicas de resistencias


Pequeño relato después de los “regalos de navidad” de la impunidad


Parte 2-
 

Desde su guarida  en José Martí 3067, al terminar el Escrache  este 28 de diciembre, Gavazzo se asomó a su ventana y su sarcasmo estaba ahí, su dedo insultante contra los últimos manifestantes, una ventana desde la cual seguro oyó parte de su prontuario.
Custodiado por vallas y todo un operativo en el barrio, con milicos gatillando sus armas, con equipos especiales  al acecho de la memoria, ahí está la arrogancia de la impunidad amparada siempre por el Estado. Sostenida por los pactos. Los del Club Naval, los de la Ley de Impunidad, los del silencio.
Este Estado tiene hoy como artífices de estas políticas de control social a los “conquistados para la opresión”, a Huidobro, a Bonomi y toda la cúpula gobernante. En medio de la alienación colectiva del consumo, en medio de la sensiblería barata de los grandes medios de comunicación de cada diciembre, los Estados concretan medidas antipopulares.
Solo para mencionar un caso: el 22 de diciembre de 1986  aprobaron la ley de impunidad.
Este 24 de diciembre, en medio de los miles de inundados del Paraná y el río Uruguay liberan a Ernesto Ramas y Gavazzo. Los que sin duda ayudaron a la devastación del equilibrio del acuífero guaraní, en medio del terrorismo de Estado, Pinochet, Videla  y el Goyo habilitaban carreteras y represas para el reacomodo del saqueo que concretan las grandes multinacionales y para imponerlo concretaban el terror. Sería bueno tender el hilo histórico entre las inundaciones y desastres “climáticos”  y lo que trajo el reacomodo del capital. La construcción de represas, la tala de los montes nativos y la extensión de  una urbanización devastadora ¿nada tienen que ver con este drama? Los que orquestan el circo para el control social saben que si la atención pública está en eso lo  que hagan con los represores pasa casi desapercibido.
Este 28 la condena social incluyó a jóvenes que se incorporan a la lucha y a viejos que cargan en sus cuerpos las marcas  de la tortura. Aquella concreta y ésta prolongada en el tiempo.
Tal vez el pequeño aporte que podemos hacer aquellas viejas y viejos que aún andamos la lucha, es mostrar que no es la edad lo que define el carácter de la praxis: es la coherencia crítica y la empecinada constancia de los sueños liberadores. Un abrazo lleno de reflexiones, poblado de indignaciones

Con la condena social se está preservando esa alternativa imprescindible que tiene que ver con la autonomía de las organizaciones sociales, con la memoria viva y activa que proviene de las raíces de las necesidades humanas emancipadoras. Esas necesidades que los engranajes de la impunidad tratan de impedir que se concreten.
Esa revolución ineludible que está en el horizonte
Gavazzo no es uno de los demonioses la resultante más aberrante de la defensa de los opresores. Es la obra culmine del capital: sádico torturador entrenado en los cursos de contrainsurgencia de la Escuela de las Américas además de ladrón y falsificador. Requerido de Argentina e Italia, involucrado en el relato de cientos y cientos de torturados y torturadas. Amigo de la Triple A, de Aníbal Gordon, del Escuadrón de la Muerte.  
Gavazzo se arrimó a las familias más pobres o más despolitizadas, las más desamparadas, con la obscena intención de robar otros hijos de “subversivas”. Alguna vez, trató de convencer a compañeras que tenían gurises chicos, cuando no lo logró se involucró con las familias que sufrían la prolongada tortura de llevar paquetes  e ir a las visitas a los penales dónde estábamos. Que atravesaban cada vez que iban, la incertidumbre, el manoseo.
Él se supuso  conocedor de la sicología femenina para someter, para quebrar, para matar, para desaparecer, pero también para ejercer la tortura sicológica.
Él se supuso “capaz”, desde el poder que las FFAA les dieron  a los mercenarios;  de conquistar la voluntad de nuestros hijos. Eso sí, los seleccionaba: rubios y sanos. Tasaba gurises como tasaba sus campos sus empresas sus robos en los operativos. Después de secuestrar o matar saqueaban.
Aún hoy, algunas narraciones dan escalofríos. Con alguno de los pequeños hijos que crecieron con sus abuelas (porque sus dos padres estaban presos) él aparecía con grandes regalos para reyes y los niños lo veían con admiración.
¡Qué buen tipo Gavazzo! Conquistando abuelas y niños. En las visitas, en el locutorio a través de vidrios con un teléfono –que podía ser cortado cuando el S2 quisiera- tratabas de explicar quién era ese rey mago y recibías esas lógicas respuestas: ¡No! estás confundida, ese señor tan amable no puede haberte torturado… debe haber sido otro… 

Gavazzo creyó que la maternidad –cuestionada por la intervención en la lucha de las mujeres- era la clave para quebrarnos. Te vas  a pudrir en la cárcel y no serás nunca madre…Mejor dame a tu hijo, le daré una vida mejor…
Él nos decía que merecíamos doble condena por haber violentado las leyes, por haber desobedecido, abandonado el rol de mujeres procreadoras de hijos atendiendo a nuestros maridos.
Cabe preguntarnos qué tiene que ver su discurso torturador con el hoy.
Que tiene que ver con la violencia supuestamente privada. Qué relación existe entre la muerte de tantas mujeres en manos de sus parejas y esa idea de poder militar- patriarcal.
Seguramente hay un vínculo causal entre el altísimo porcentaje de policías y militares o integrantes del aparato represivo y las muertes de las mujeres de hoy. Los datos están ahí.
Esa formación militar de la obediencia debida define el mando, la intolerancia asesina en lo micro y lo macro. Esa idea domesticadora que impuso el terrorismo de Estado y fortalecieron estas dictaduras democráticas están vivitas y coleando.
Seguramente es la causa de esa “apropiación” de los cuerpos, de esa idea recolonizadora (que pasó también por el robo sistemático de la descendencia de los revolucionarios) para formarlos en sus casas de milicos opresores, con su ideología.
La aberrante idea de un sistema de exterminio símil a la que sostiene Israel hoy, operó en el Río de la Plata, bajo el influjo de la inteligencia yanqui, alemana, francesa. Concepto sostenido por una diputada israelí en el parlamento; matemos a los hijos de los palestinos, mejor aún; matemos a las mujeres embarazadas que no tengan más resistentes de hondas y piedras.  ¡Mejor que pasarles con los tanques por arriba  o bombardearlos es evitar que nazcan! Y si nacen o los “recuperan asimilándolos al sistema” o los exterminan.
Esa es la cabeza de Gavazzo. En eso anduvo. La represión trabajó la re-adaptación al sistema, tanto en la cárcel grande en toda la sociedad como en la organización de las cárceles.
La reincorporación al sistema de aquellos y aquellas luchadoras que habían roto las cadenas del santo respeto a las leyes opresoras, fue y es la meta de las cárceles prolongadas, de la desaparición sostenida, de la tortura física- síquica.  
Es verdad que pudieron con muchos.
Como es verdad que con muchos más no pudieron. Y además a favor de esos muchos (que fueron asesinados o desaparecidos y los que no fuimos cooptados) está la certeza que las ideas tienen un sello de clase.
Los opresores tienen la cabeza de Gavazzo, crean los gavazzos.
Hay quienes, entre los  oprimidosbuscamos poner en pie otra hipótesis de revolución. 
De repensar y forjar otra manera de vivir. Y como las razones de la insurgencia están en el propio sistema de sometimiento y saqueo, las rebeliones nacen y nacerán al  influjo de la toma de conciencia y organización de todas/os los que se liberan del adormecimiento que genera el miedo y la tolerancia de lo que no hay que tolerar.
30 de dic. /2015 
 

IRMA LEITES