domingo, 8 de septiembre de 2013

Uruguay / Santa Catalina: así funciona el "abuso policial?"


"¿Ustedes quieren saber lo que es el abuso policial?"

Mariana Contreras 
(Tomado de Brecha, Montevideo, 6-9-2013)
 

Fue en la esquina de Pensamiento y Roncadera, en el barrio Santa Catalina.
En la noche del lunes, pasadas las 12, un grupo de amigos estaba hablando y tomando un vino en la calle cuando una camioneta blanca sin identificación alguna estacionó frente a ellos.
Cuatro policías de civil bajaron "fuertemente armados" y, apuntando con sus armas largas hacia los jóvenes, "comenzaron a gritar: '¡Detenidos, contra la camioneta! ¡Detenidos!'".

En medio de la sorpresa y el nerviosismo, el mayor, de 24 años, apenas atinó a preguntar: "¿Por qué me detienen?".
La simple pregunta fue el disparador de la primera serie de patadas, piñas, pisotones, que se repetirían cuando el muchacho alcanzó a gritar a una vecina: "¡Avisale a mi madre!", y que presagiaban la larga noche que comenzaba.

Ya dentro de la camioneta, y con el joven esposado, los policías confiscaron su celular al detectar que había podido enviar un escueto sms informando la situación.
Los agentes leyeron en voz alta ese y otros mensajes personales, y entre risotadas y burlas ("llorón, estás grande para llamar a mamá") volvieron a pegarle.

"Te vamos a meter una 357", "te vamos a coger", "acá mandamos nosotros", "no hagás trompita", fueron algunos de los divertimentos verbales de los hombres de la ley. 
Afuera, dos de sus compañeros eran esposados y amedrentados pasándoles las armas por la cara y, junto con el primero, trasladados en la camioneta hacia la Seccional 19.

"Ahora, cuando te vas, vas a quedarte quieto. No vas a decir nada", avisaron.

"No hicimos nada", contestó el mayor. "Entonces, el que iba a mi lado me pegó un codazo en el pecho que me dejó sin aire y en el piso", cuenta el joven. "Nadie te pegó", le gritó el policía mientras ponía su pie sobre la cara del chiquilín, que viajó todo el trayecto tirado, recibiendo más golpes, y que luego fue arrastrado desde la camioneta hasta el local de la seccional.

Otra vez

 "Vos sos el que vendés", le informaron los policías al mismo joven, ya en el local de la Seccional 19 (en La Teja), amenazándolo con endilgarle algún delito por drogas.
Allí permanecieron toda la noche, cada uno en una celda, incomunicados, hasta que a las 9 de la mañana del martes fueron puestos en libertad, obligándolos antes a firmar una declaración que no pudieron leer. En el ínterin los policías volvieron a pegarle en reiteradas oportunidades.

A la salida de la comisaría, y dispuesto a hacer la denuncia, el primer detenido se dirigió junto con su familia al edificio de los juzgados penales, en Bartolomé Mitre.
Pero cuando explicó a qué iba, arbitrariamente se le exigió "el papel de la comisaría" y se le impidió el paso. Debió volver, acompañado por integrantes del IELSUR, para finalmente radicar la denuncia en el juzgado de turno a cargo de Luis Charles. Ahora deberá esperar ser citado para ratificar la denuncia.

Pero la intervención policial no terminó allí.

En la noche del martes, cuando un grupo de jóvenes pintaba "No al abuso policial" en los muros del barrio, cinco autos, tres motos y dos camionetas policiales desembarcaron nuevamente en Santa Catalina, pretendiendo disuadirlos de la pintada.
Los jóvenes ingresaron a la casa de un vecino y comenzaron a filmar lo que sucedía.
"¿Ustedes quieren saber lo que es el abuso policial?", gritaba uno de los policías, mientras intentaba traspasar el portón del jardín.

"Algunos estaban tan locos que entre ellos mismos se tranquilizaban", dijeron a Brecha participantes del episodio.
Del otro lado del portón, los adultos que estaban en la vuelta se plantaron firme pidiendo explicaciones y reclamando que pararan los abusos. El saldo de esa intervención fue de tres jóvenes detenidos, ninguno vinculado a las pintadas.

En Santa Catalina los adultos advierten que "esto no es nuevo" y que los procedimientos son muy similares a los de la época de las razias, sólo que "esto es el oeste" montevideano y la tradición organizativa de este pequeño barrio hizo que, en menos de 24 horas de sucedidos los hechos, toda la ciudad lo supiera.
Ahora, motivados por lo que se vivió en esta semana, los vecinos acordaron con el IELSUR la realización de talleres para conocer sus derechos y cómo deben actuar en caso de que los abusos vuelvan a repetirse.

La previa

El 9 de agosto varios policías de rostro cubierto llegaron al barrio y, presentándose como agentes de la División Narcóticos, procedieron a dar algunos golpes a un grupo de jóvenes e intentaron detener a varios de ellos.
Eran las siete de la tarde y, al presenciar los hechos, unos cuantos vecinos salieron a reclamar motivos y señalar los abusos. Finalmente, la Policía optó por retirarse del lugar.