Cuando la represión viene en cascada.
Queriendo meter miedo al pueblo que lucha.
¿Quién habló de echar un yugo
Sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
Jamás ni yugos ni trabas,
Ni quien al rayo detuvo
Prisionero en una jaula?
(Miguel Hernández)
Como una novela de horror en capítulos, una y otra vez esta historia se repite. Y no es casualidad. Yugos y jaulas andan en el horizonte, es que sopla algo de viento de pueblo.
Ahora es un gobierno llamado “progresista” el que aplica la política de siempre contra el que lucha, contra el que protesta, contra el que no se resigna a una situación miserable.
Entonces llega la receta repetida: prepotencia, manoseo, ultraje, intimidación e intento de humillación y meter miedo. Son las conocidas prácticas del sistema, no importa con que color vista sus ropas. Finalmente es que están arriba y con los de arriba.
El pasado de luchador, el síndrome de Stokolmo, la traición, pasan ya casiha ser una cruel anécdota. Administran y cuidan el sistema. Y esa ilusoria vía para el cambio que ya estaba agotada vuelve a mostrar su agotamiento. Por ahí nunca fue la cosa.
Dentro de un conjunto de instituciones, mecanismos y dispositivos circula orgullosamente el poder dominante de los de siempre. Todo el espectro político lo cuida. No será, pues de allí que surja una alternativa. Una lógica guía los esos discursos cuidadosos del mantenimiento y reproducción, con evolución y todo, de ese poder tan mezquino como asesino. No importa cómo se digan esos discursos, si es al “verre”, si en jeringozas, igual sirven. En tal marco hay algo que es intolerable: el pensamiento independiente, la reflexión, la dignidad, la solidaridad, la lucha. Todo esto merece garrote o la bala.
Pero hay que hacerlo entender, hay que extenderlo sobre el tejido social, acercar el terror perverso y monstruoso a la gente. Principalmente a pobres, trabajadores rebeldes y jóvenes inquietos. Tienen experiencia y medios para hacerlo, son bichos en esto.
Primero lo primero. Cubrir todo lo que se pueda la impunidad. Sabotear la ley que puede derogarla, evitar procesamientos por lesa humanidad, mantener cubiertos a la gran mayoría de los que cometieron o propulsaron la infamia sin nombre, cárcel de lujo para los pocos que no tuvieron otro remedio que procesar y trascartón sembrar ideología de “pobres viejitos” para ver si es posible liberarlos.
Sí, se refieren a aquellos que no respetaban niños, mujeres, hombres del pueblo, idealistas abnegados, soñadores de un mañana mejor. Aquellos que apalearon, torturaron, asesinaron, “desaparecieron”. Sí a ellos.
Lo poco realizado se debe a la tenaz pelea de organizaciones como familiares y otros y por ser tema tan sentido está con peso el cálculo electoral, hacer algo para no perder votos. Así transcurre la vida en este charco.
Pero como nada es absoluto y sin grietas aparece una jueza, Mota, que le parece que hay que hacer justicia aún dentro de una institución que se articula con el poder dominante y por cuyas venas él circula. Ahí se arma engorro y tienen que mostrar lo que tratan de ocultar, de que la justicia es para otra cosa, es para cuidar el orden establecido y la propiedad privada, que los pobres y trabajadores se banquen en el molde y por ahí. Siempre pueden surgir dignidades, ayer fue Chiflett contra el envío de tropas a Haití, esas que van para colaborar un poco nomás con el imperio.
No sólo dejaron intacto el aparato represivo sino que lo han ido fortaleciendo. Es que consecuentemente entienden, que son formas de asegurar el sistema y ese orden que ya les inspira cariño, claro está que para usufructo de los pocos de arriba, pero eso ya no cuenta. La realidad es que quienes hoy lo administran ya no conciben otra forma de organización social. Es la triste imagen que devuelve el espejo, pero es lo que hay. Por supuesto en este plano.
Miseria y después represión, palos y rejas.
Es bien sabido no lo acepta el que no quiere o el que no le conviene reconocerlo. Durante todo un periodo el modelo llamado neoliberal se desplegó sin límites. Especialmente durante estas dos últimas décadas. Aún no ha detenido se andar. Globalizó su contenido
a gran parte del mundo. Mostró con desparpajo su cínico y cruel rostro. Fue produciendo más y más pobreza para los pueblos, para los de abajo. Produjo una miseria lacerante, despiadada. Sus transnacionales sembraron prepotentemente, a cara descubierta, miseria y la muerte. Su fría guadaña destrozó cuerpos e ilusiones. Fueron el capital financiero, la industria armamentista, las industrias del medicamento, las de las patentes, entre otras. Junto a ellos, con una articulación específica estuvo lo político, lo jurídico e ideológica. Así una articulación sistémica coherente marchó con una misma intención: acumular más riquezasy poder en manos de unos pocos y sembrar por doquier una pobreza desesperante quizás nunca vista si se tiene en cuenta el periodo histórico que se vive, su desarrollo técnico-científico.
Fueron destruyendo hasta donde pudieron las mejoras conquistas logradas en una prolongada, sacrificada y sangrienta cadena de luchas populares a través de un largo tramo histórico. Un 1% quedó finalmente con las riquezas mundiales y se estima que un 80% vive en la pobreza o con carencia de algunas de las necesidades básicas. Mil millones viven en la extrema pobreza.
Así fue y es. Lo dicho les ocurrió a muchos pueblos en diferentes continentes. No quedamos al margen, Le ocurrió, lógicamente, también a nuestro pueblo uruguayo.
Cuando las víctimas pasan a ser victimarios peligrosos
El brutal cinismo de una clase y su sistema
¡Seguridad! Fue el grito oficial del sistema a nivel mundial. Más aún para aquellos pueblos que quedaron más sumergidos después del huracán neoliberal. Hay que aumentar la represión, el control social, construir cárceles, castigar de cualquier manera al que incurra en ilegalismos, apunten sobre el llamado delincuente. Y delincuente pasa a ser también cualquiera que proteste seriamente, que manifieste políticamente su desconformidad con las múltiples injusticias que se ven día a día y en todos lados.
El marco en que se inscribe esta “pieza jurídica”, llamada Seguridad Ciudadana, no arroja dudas. Es la forma de dar respuesta a las brutales privaciones de ayer y hoy que padece nuestra población. Es elemento ideológico que intenta enmascarar lo que se vive. Rompe la vista el propósito de adecuar lo jurídico-represivo a la estrategia política del momento. Estrategia que guarda relación con esa política neoliberal que básicamente sigue vigente, con todos esos descomunales privilegios logrados por los de arriba y que tratan de acorazar para que ni una pizca se toque.
Quizás sea oportuno e ilustrativo incorporar aquí aquellas consideraciones de Kropotkin refiendose a las condiciones sociales: miseria, marginación, ausencia de futuro digno, privilegios provocantes, existentes hace más de un siglo y que tanta semejanza guardan con ciertos problemas del presente. Nos decía: “Solo una cosa nos admira: que tan pocos se hagan ladrones y asesinos… Todos esos almacenes lujosos, esa literatura que no cesa de hablar de riqueza y de lujo, ese culto del dinero, todo tiende a desarrollar la sed de riqueza, el amor al lujo vanidoso, la pasión de vivir a costa de los otros, de disfrutar el producto del trabajo de los demás… cuando la literatura sólo sabe desarrollar el culto de la riqueza y predicar el desprecio al “utopista”. Poco hay que agregar, si acaso más consumismo, más medios de comunicación para vender productos e ilusiones y para construir valores lamentables que entre otras cosas establece jerarquías de importancia en relación al tipo de consumo que se “curte”.
Aquellas palabras de Kropotkin de hace más de un siglo, respeto al papel de la represión y la prisión, con solo la variante que incorporan los cambios operados en este tiempo, resultan en lo fundamental afirmaciones también de estudiosos recientes. Por ejemplo un Foucault afirma: “Hay que asombrarse que desde hace 150 años la proclamación del fracaso de la prisión haya sido siempre acompañada de su mantenimiento. Pero quizás haya que darle la vuelta al problema y preguntarse de qué sirve el fracaso de la prisión. Quizás habrá que buscar lo que se oculta bajo el aparente cinismo de la institución penal… Sería preciso entonces suponer que la prisión, y de manera general los castigos, no están destinados a suprimir las infracciones; sino más bien a utilizarlas… Y si se puede hablar de una justicia de clase no es sólo porque la ley misma o la manera de aplicarla sirvan los intereses de una clase, es porque, toda la gestión diferencial de los ilegalismos por la mediación de la penalidad forma parte de esos mecanismos de dominación”.
Ahora el “filósofo” presidente Mujica nos dice que hay que evitar que la política se “cuele” en los juzgados, “le hace mal a la justicia y envenena la convivencia”. Mantener respetuosamente la división de poderes. ¡A esta altura, con eso! Parece broma, lo peor es que pretende ser en serio. “No seas peleador”.
Lo jurídico independiente de dónde. Obviamente esa pieza articulada con lo político, lo económico, lo ideológico y elemento constitutivo del sistema de dominación cumple funciones muy específicas para asegurar que el orden de los de arriba se mantenga y se reproduzca. Con la violencia como eje y proyección principal. Pero no falta quien todavía nos quiera vender aquel viejo verso que la imaginación mágica y tramposa de Montesquieu y sus colegas de la Ilustración nos regalaron.
Sería mejor que el Presidente Mujica dijera nomás lo que siente: dejen que la justicia ampare la impunidad y todo lo que tenga que amparar de los de arriba. No sean nabo.
Judializar, criminalizar, encarcelar la rebeldía y la protesta
La política del gobierno es clara, hacer todo lo posible para mantener la impunidad, para evitar investigaciones del reciente pasado siniestro. Ese que abarca a la estructura de poder del país y sus correspondientes expresiones políticas. Más el marco internacional en que se inscribe: los Plan Condor, el imperio y tantos conocidos de siempre. Puede enumerarse un rosario de hechos que avalan esto. Pero no es el caso aquí, además ya es tema bien sabido por todo bien nacido. Pero esta política de verdugos amigos viene de la mano con otros elementos afines, de la misma perversidad.
Primero fue otro paso al frente en materia represiva con ese modelo que denominaron de “saturación”. Modelo compuesto por ingredientesde la peor estirpe social-histórica. Tiene un poco de estado de excepción (estado de sitio), algo de lo aplicado en las favelas brasileras, ingredientes de tipo racial en consideración de los pobres (los pichis).
El siniestro modelo arrasó y manoseó barrios de tipo obrero y de mucha pobreza. Despliegue hasta con helicópteros, maltrato de gente, patadas y cacheos, entrada a muchas casas atropellando y con total prepotencia. No faltaron muertes como en el Marconi. Con pretexto de búsqueda de “delincuentes” se olía el desprecio a pueblo. Por supuesto no buscaban ni a los Peirano ni a los Rhon. Tampoco ningún banquero internacional de esos que acaban de robar al mundo. Así pues, la arbitrariedad y bestialidad estuvo al orden del día. El terreno estaba bien preparado para lo que más le importa al sistema: reprimir rebeldías y reclamos sociales. De paso prevenir, esos barrios tan carenciados y pobres pueden llegar a ser peligrosos. Varias fueron las persecuciones a manifestaciones de descontento o de exigencias en el terreno social y político. Tenemos ahora otros episodios para agregar y que han hecho aumentar la indignación. Las declaraciones del Ministro Bonomi son de justificación de cada uno de los hechos que se repudian, más bien manifiesta su orgullo de que la tarea es eficiente y que va en aumento, ya en tecnificación como en formas de control vía cámaras a distribuir por toda la ciudad. Un nostálgico del Gran Hermano. Todo va mejor con vigilancia, espionaje y represión. Por supuesto el Presidente ha manifestado orgullo de tener un Ministro de este tipo y la fuerza política a la que pertenece ha dicho poco o nada al respecto. Si acaso cuanto, cuanto, para ir cubriendo la cuestión electoral que ya está en carrera. Ni que hablar que los clásicos partidos tradicionales, con ese sentimiento antipueblo que tanto los estimula, se refriegan las manos. Han estado marcando esta agenda, en el fondo están satisfechos, pero es de buen político opositor pedir más y más garrote.
Los hechos recientes ya rompen la vista. Después de la marcha estudiantil del 14 de agosto se denuncia el atropello realizado ante la detención de: “dos jóvenes anarquistas, una vez finalizada la marcha estudiantil, que posteriormente fueron procesados sin ningún tipo de pruebas”.
Vienen de inmediato las detenciones previas a la marcha que recuerda la masacre del Filtro. Frente a este nuevo atropello los compañeros sacan un comunicado donde se refieren a los infames hechos: “denunciamos el secuestro de 12 compañerxs que luego de preparar las pancartas, sobre las 17 hs. y partir hacia el obelisco (para participar de la marcha por la masacre del filtro, el 24 de agosto) son detenidxs y esposadxs violentamente en los alrededores de La Solidaria por parte de policías vestidos de civil. Sin informar sobre el motivo de la detención y sin identificarse, los policías los trasladan hacia la Jefatura de Montevideo.
…Horas más tardes nos enteramos de las atrocidades cometidas por los efectivos policiales, los cuales a través de violencia física y psicológica torturaron a lxsdetenidxs.
Por medio de golpes, plantones desnudos, insultos, humillación e incluso amenazas de violación y muerte mientras apuntaban con arma de reglamento a la cabeza de uno de los jóvenes”.
Sigue el atropello militar-judicial. Otro comunicado denuncia que: “ el30 de agosto nos enteramos de las nuevas detenciones de dos compañeras ya torturadas en la instancia anterior. Nuevamente policías vestidos de civil que no se identifican, que no informan el motivo de la detención ni comunican la situación de las detenidas a sus familiares. Esta vez son trasladadas al juzgado, interrogadas con insistencia sobre su participación en la marcha estudiantil del 14 de agosto y liberadas más tarde sin ningún cargo en su contra”.
Esos mismos días tenemos más y brutales acciones represivas, estas son denunciadas por los vecinos del lugar, Santa Catalina: “Padres y vecinos hemos constatado en este último tiempo un permanente hostigamiento a los jóvenes del barrio por parte de la policía…En la noche de ayer se efectuó un procedimiento supuestamente de investigaciones, contra un grupo de jóvenes que se encontraban en una esquina del barrio donde habitualmente se reúnen.
Cinco policía sin identificación, vestidos de civil y en una camioneta también sin identificación del Ministerio del Interior arremetieron armas en mano contra los jóvenes, procediendo sin mediar hecho alguno a insultar y agredir físicamente a los que allí se encontraban. Tres de ellos fueron arrestados manteniéndose esa situación de violencia toda la noche. Especialmente se ensañaron con uno de ellos que cometió el “desacato ” de preguntar porqué lo detenían y de protestar por los golpes que recibía. Este joven fue arrestado sin haber sido revisado y sin habérsele pedido la documentación, fue hostigado durante toda la noche siendo insultado, golpeado y amenazado, obligándolo a firmar una declaración que no se le permitió leer bajo amenaza de volver a golpearlo”.Por su parte los jóvenes han denunciado que fueron objetos de amenazas de violación con palabras bestiales:“los vamos a coger a todos” (sic). La bestia aunque la vistas de seda bestia se queda.
Infiltrar las marchas, seguir gente, detener militantes con modalidad tipo secuestro, sorpresivamente y sin que medie situación alguna, torturas sicológicas y físicas, persecución de ideas. Así está marchando esta política de cárcel y garrote que quiere meter miedo y amedrentar a rebeldes y preventivamente a toda aquella población que pueda expresar descontento de tono subido en cualquier momento.
La arremetida represiva siguió en ascenso y ahora jugó aún más a fondo su carta judicial. Libertades, Derechos Humanos, no merecen consideración alguna en este ámbito, se pisotean con facilidad suprema. Mientras lo ignominioso es bien visto o no mirado. Nada de crímenes de lesa humanidad para ellos. Un fiscal incubado durante la dictadura, para entrelazar y no dejar dudas de como es el asunto, resulta hijo mismo de uno de los golpistas y torturadores renombrado. Justamente es él quien hace punta pidiendo el procesamiento de 7 compañeros que estuvieron presentes, ocupando la planta baja del local de la Suprema Corte de Justicia en oportunidad del traslado descarado de la jueza Mariana Mota el 15 de febrero. Jueza trasladada contra su voluntad, especializada en delitos de Derechos y que llevaba adelante la investigación de denuncias de violaciones, torturas y asesinatos ocurridos durante la dictadura. Después los magistrados de la corporación Suprema Corte de Justicia presentaron la denuncia penal, diciendo que ese día se sintieron presionados. No los presionan moralmente las atrocidades cometidas por aquellos que están cubriendo y para los cuales han puesto una “muralla” de protección. Esa Suprema Corte de Justicia que a decir de Galeano y Viglietti es la Suprema Corte de Injusticia.
Ayer jueves 19 fue la instancia judicial. Centenares de personas estaban presentes para expresar abiertamente su solidaridad con aquellos militantes que de manera infame y cínica se pretende procesar. Un sentimiento de repudio a la impunidad y la farsa estaba presente en esa concurrencia solidaria como también en todos aquellos que seguían este episodio.
Un firme respaldo y un sentido grito de ¡Arriba los que luchan! llenó aquel espacio.
Quieren seguir cubriendo impunidades, quieren escarmentar a los que luchan, quieren que el pueblo se quede quieto. No lograrán quebrar rebeldías y sentimientos de justicia verdadera, tampoco los sueños y esperanzas de gran parte de nuestro pueblo.
Todos contra la represión en ascenso.
Juntos en la lucha por justicia y libertad sin olvido ni perdón.
Con los de abajo y su vigorosa esperanza
¡Arriba los que luchan, compañeros!
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