domingo, 8 de septiembre de 2013

EL TÚNEL DEL TIEMPO

 

Samuel Blixen 
(Tomado de Brecha 6/9/13)

La sensación es un tanto escalofriante: viajar en un túnel del tiempo para mirar –desde un puesto de observación inmaterial, sin compromisos, tal como lo hace el periodismo “objetivo”– a las víctimas de ayer de la represión policial.
El túnel nos ubica en las calles de Montevideo, en agosto de 1968, cuando la indignación estudiantil por el allanamiento a la Universidad de la República y el pisoteo de su autonomía se transforma en una ráfaga de manifestaciones “relámpago”, que enfrentan a pedradas a la Policía.
En una de ellas, el lunes 12, en las inmediaciones de la Facultad de Veterinaria, desde un jeep policial, el oficial Enrique Tegiachi hace fuego contra un grupo de jóvenes. Líber Arce, estudiante de Odontología, cae herido, desangrándose mientras los policías, a punta de revólver, exigen documentos de identidad. Líber Arce muere el miércoles 14, y su entierro congrega a más de 250 mil personas.
Entre quienes acompañan el féretro por las calles de la ciudad está el estudiante de preparatorios Eduardo Bonomi
Un salto hacia adelante en el túnel del tiempo: el estudiante de Veterinaria de cuarto año Eduardo Bonomi es detenido por el Ejército a fines de junio de 1972.
En el cuartel del 13 de Infantería sufre el mismo tratamiento que los demás prisioneros: plantón, golpes, tacho, picana, y las habituales amenazas de muerte y de violación.
Un salto sin fecha definida: EL PRESO 791 Eduardo Bonomi elabora, a lo largo de los años de reclusión en la cárcel de Libertad, la concepción militante que después se expresará en una “TENDENCIA PROLETARIA” dentro del Movimiento de Liberación Nacional, en la fase legal que comienza en 1985. 
El túnel permite registrar las políticas represivas del presidente Julio María Sanguinetti al final de su mandato, en 1988-1989, y observar cómo, a partir de la preocupación de múltiples organizaciones sociales, el dirigente tupamaro Eduardo Bonomi impulsa la Coordinadora Anti Razziasque despliega una consigna tan veraz como eficaz:
“Ser joven no es delito”

El 24 agosto de 1994 el túnel del tiempo muestra una tensa reunión de la Mesa Política del Frente Amplio. Se discute la extradición de tres ciudadanos vascos cuya huelga de hambre motiva la solidaridad de uruguayos que hacen vigilia frente al hospital Filtro.
El delegado del MLN en la dirección del FA Eduardo Bonomi insiste en que las máximas autoridades del Frente Amplio, el general Seregni, el contador Astori y el doctor Tabaré Vázquez deben estar presentes en la manifestación convocada para esa noche. Bonomi también está presente en las inmediaciones del Filtro cuando se desata la represión policial.

Con esa capacidad de rebobinar, condición esencial de todos los túneles del tiempo, éste te trae al presente, cuando el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, implícitamente respalda la orden de disparar balas de goma contra los manifestantes en el Día de los Mártires Estudiantiles, el 14 de agosto, de infiltrar la marcha que conmemora los incidentes del hospital Filtro, el 24 de agosto, de detener jóvenes en“prevención”, de torturar a esos detenidos en la Jefatura, de castigarlos y de amenazarlos con violarlos y matarlos.
 En un lastimoso remake de Jorge Pacheco Areco, que sabía cómo hacerlo y podía volver a hacerlo, el ministro Bonomi respondió a las críticas del PVP, del Partido Comunista y del Partido Socialista (los de ahora, no los de 1968, que por cierto también expresaron su condena por la represión de entonces revelando coherencia) con allanamientos nocturnos y desmanes policiales en el barrio Santa Catalina, donde los jóvenes fueron reprimidos por ser jóvenes. Como dijo uno de los padres, los pibes son hijos de laburantes, no son delincuentes, pero aunque lo fueran, no corresponde ese tipo de represión y prepotencia; un concepto que ha distinguido a la izquierda desde siempre.

Al ministro Bonomi no le agradó –y lo hizo saber– LA FORMA EN QUE LA PERIODISTA DE BRECHA ELIANA GILET INSISTÍA en saber si él, el ministro, había dado la orden de detener a los jóvenes que –subrayar el detalle– iban a participar en la marcha del sábado 24 de agosto.
Al cierre de esta edición, las declaraciones de la Juventud Socialista, de la Juventud Comunista y del PVP, repudiando la política policial de detener para amedrentar y de infiltrar manifestaciones y organizaciones, eran las únicas expresiones políticas de los grupos del Frente Amplio
El Movimiento de Participación Popular, que integra el ministro Bonomi, mantenía UN PRUDENTE SILENCIO.
 
Sus dirigentes se excusaban de opinar, aunque, informalmente, off the record, en confianza, algunos de ellos admitían la barbaridad de las prácticas policiales y el perjuicio político que debía pagar el MPP.

Nadie ha salido a respaldar al ministro Bonomi  por estos acontecimientos, salvo la jueza penal Julia Elena Staricco, quien, absteniéndose de actuar de oficio frente a las denuncias de maltrato y torturas, justificó las infiltraciones y le dio un barniz de legalidad a las barbaridades explicando que ella, en tanto magistrada, estaba al tanto de los acontecimientos.

El esquema es insólito: si los legisladores del Frente Amplio fueran coherentes con su historia, la permanencia del ministro Bonomi al frente de la cartera del Interior  MERECERÍA UNA INTERPELACIÓN.
Pero eso es algo que nunca se verá, el partido de gobierno censurando a uno de sus ministros
Tampoco es factible que el tema Bonomi sea objeto de un análisis en la agrupación de gobierno de las bancadas frenteamplistas.

Por tanto, nadie le preguntará al ministro Eduardo Bonomi: ¿Usted está de acuerdo con esas prácticas policiales?
Nadie va a aceptar públicamente que está de acuerdo con la tortura y las amenazas de violación y muerte; ni siquiera los violadores y asesinos de la dictadura, totalmente jugados y blindados por la impunidad.
No habrá respuesta pública, pero sí hay elementos para juzgar: si no está de acuerdo, el ministro Bonomi tendría que haber adoptado ya medidas drásticas y ejemplarizantes. QUE SE SEPA, NO HAY SANCIONES
(los destaques subrayados y demás, son de Pirincho)