domingo, 30 de junio de 2013

Editorial del Rojo y Negro nº12

Hace cuatro décadas voló por toda América Latina un siniestro plan, su objetivo era instalar un modelo que superara la crisis del capital y a la vez golpear a los pueblos del continente que se atrevieron a resistir la barbarie. Era el Plan Cóndor que coordinó a las fuerzas represivas del continente pero cuyo centro directriz se encontraba en los Estados Unidos. Desde la CIA se impartían las coordenadas y sin su apoyo las dictaduras no huebiecen prosperado.

Corrían los años de la guerra fría, la propaganda anticomunista era infundida por el imperialismo yanqui y sus aliados que por otra parte había sufrido recientemente la derrota en la guerra de Vietnam. La revolución cubana en curso inquietaba al Congreso estadounidense que veía con preocupación el contagio en los distintos países donde se radicalizaba la lucha. Ordenar su patio trasero era imperioso para mantener su control político, económico y militar en el Cono Sur.

Así se instruyeron a las fuerzas armadas del continente para impulsar la doctrina de Seguridad Nacional para combatir los riesgos internos en cada país y justificar así las dictaduras para extirpar la subversión y evitar otras victorias revolucionarias. Tras estos dolorosos procesos, con la persecución, la muerte, la tortura y desaparición de miles de luchadores logran lo que buscaban: instalar un nuevo proyecto económico, el neoliberalismo.

En Uruguay se vivía un auge en las luchas populares: el Congreso del Pueblo del ´65 donde se acuerda un programa antiimperialista y antioligárquico; la unificación sindical del ´66; el surgimiento del MLN, las marchas cañeras, las luchas obreras, estudiantiles y sociales en general, y la unificación de la izquierda del ´71, eran resistidas con represión progresiva, instalación de medidas prontas de seguridad y carcel. La dictadura era la pieza clave en el gran tablero de los objetivos imperialistas. Los poderosos del mundo contaban para implementar su grandioso plan con políticos y militares locales, obedientes y adictos a llevar adelante las mas atroces violaciones de los derechos humanos para conseguir sus regalías. Pero la historia nos muestra que los pueblos resisten la opresión y la injusticia, nos muestra que sí se puede si nos organizamos y luchamos.

Y con ese compromiso que nos deja ese pasado de luchas, es hoy cuando más necesario se hace construir nuevas alternativas desde una práctica militante de base, fortaleciendo las organizaciones sociales donde las hay y creándolas donde no las hay, dando la lucha ideológica por una subjetividad de clase a partir de nuestro ejemplo militante en la lucha cotidiana. Y esto no es una tarea de corto plazo, se trata de avanzar sin prisa pero sin pausa en la acumulación de fuerzas con una perspectiva estratégica de transformación social.

La lucha es larga y los avances se verán más bien a la distancia, pero si preexistimos en la pelea, si analizamos la coyuntura, si nos trazamos líneas programáticas de acción, y si militamos incansablemente, veremos los frutos más temprano que tarde.

A 40 años del golpe de estado del ´73, no olvidamos y no perdonamos. Con el vivo ejemplo de nuestro pueblo que enfrentó la tiranía y protagonizó la heroica huelga general. Porque si el pasado es memoria y el presente es de lucha, el futuro será de los trabajadores y los oprimidos todos.

Juicio y castigo a los culpables de los crímenes de lesa humanidad!!

Periódico Rojo y Negro