Hace algunos días pudimos enterarnos a través de distintos medios de comunicación, de la visita en nuestro territorio del consultor colombiano Jorge Melguizo, quien es también comunicador social y periodista, además de ex Alcalde de la ciudad de Medellín...
El señor Jorge Melguizo realizó distintas visitas en los departamentos de Maldonado, Canelones y Montevideo entre otros. Lo que nos motivó a una reflexión, fue su entrevista en el canal oficial TNU, más concretamente en el programa “La Noticia y su Contexto”.
La entrevista estuvo a cargo de la periodista Ana María Mizrahi.
A manera de introducción digamos que el señor Jorge Melguizo ha sido contratado en calidad de consultor por las siguientes organizaciones: CDM Gestión Cultural, Traful, Dirección de Cultura de Canelones, Comisión de Patrimonio de Canelones y Dirección de Cultura de Maldonado.
En la entrevista el señor Jorge Melguizo hizo hincapié que lo contrario a seguridad es política de convivencia ciudadana. Se extendió en explicar los logros en la ciudad de Medellín en cuanto a políticas culturales de integración y de cómo estas disminuyeron sensiblemente los problemas de violencia. En un discurso muy bien argumentado y muy probablemente enraizado en una experiencia institucional, el consultor colombiano dijo cosas importantes y otras muy contradictorias. Por ejemplo: en todo momento hizo hincapié en el fortalecimiento del estado o de la presencia del mismo en lo territorial y en las políticas educativas y sociales de inclusión social que éste debe impulsar. También puso énfasis en la cultura como herramienta para las transformaciones sociales, insistió en el hecho de que más presencia de policías y militares en las calles no es sinónimo de mayor seguridad, sugirió acerca de la necesaria inversión en la apropiación de los espacios públicos por parte de distintos actores sociales, el estado siendo el principal pero no el único. Señaló la importancia de la promoción del libro y las bibliotecas barriales, insistió en la necesidad de la belleza de los edificios públicos como los museos a fin de lograr que sean atractivos para la gente.
A primera vista y desde un punto de vista sistémico sus propuestas pueden aparecer como encantadoras o hasta ideales, pero en realidad estamos frente a un discurso muy “ético” y “ciudadano” que no cuestiona la causa, sino la consecuencia de los problemas de violencia dentro de una sociedad. Esto mismo ya hace que su discurso esté fuera de un contexto político y de un modelo de sociedad que promueve todo lo contrario a las propuestas del señor Melguizo. Además el tema Colombia que se toma como ejemplo; pero se roza apenas, omitiendo hablar de su historia y de su dramático presente. Cualquier telespectador inadvertido puede pensar que en Colombia se ha logrado paz y que la realidad ha cambiado simplemente por el hecho de que se invierta más en educación y en cultura por ejemplo. Debemos decir qué lejos se está de la realidad de un país que cuenta con casi 9 000 presos políticos, que las prácticas de crímenes de lesa humanidad son moneda corriente, que hay casi cuatro millones de desplazados por causa del conflicto armado, más de 11 bases militares de los EEUU, miles de desaparecidos, bandas de paramilitares y de narcotraficantes.
Seguro que se ha constatado que los índices de violencia disminuyeron en Medellín y por el efecto de una fuerte inversión en infraestructuras edilicias y en programas culturales.
Ello tengámoslo claro ha tan solo logrado “integrar” la pobreza sin hacerla desaparecer.
Mientras en Colombia un 10% de la población busca trabajo, en Medellín se supera en dos puntos ese porcentaje; con tendencia a crecer.
“Las cifras son contundentes: en Medellín, la grave situación de violencia se refleja a diario en los índices de criminalidad. Si bien el homicidio que es el delito de mayor impacto ha disminuido un 59 % en relación con enero de 2011, otros como el atraco, la extorsión y el desplazamiento continúan siendo preocupantes. En la actualidad, operan en la ciudad más de 200 organizaciones armadas que buscan controlar territorios blindando a través de la violencia todo tipo de negocios ilícitos que van desde el tráfico de armas, las plazas de vicio, las extorsiones y la trata de personas hasta los juegos de azar y las maquinas traga monedas.”
Es bueno informarse, porque si nos quedamos con la ignorancia y la liviandad de algunos periodistas uruguayos, se corre el riesgo de tomar por realidad lo que en realidad puede ser un deseo o una intención deliberada de crear “sensaciones” en la subjetividad de las personas.
Retomamos los dichos del consultor colombiano acerca de las políticas a adoptar a fin de reducir la violencia en las ciudades.
¿Acaso están decididas las distintas intendencias en Uruguay en invertir el 40% de su presupuesto en educación y el 10 % en cultura?
Nada más que con esto se tendrían luchas por un largo tiempo hasta poder alcanzar los medios para “incluir” a los pobres en la sociedad.
La realidad muestra la cara oscura de esta sociedad, en donde se dejó en total abandono a los locales de enseñanza; ni hablemos de las estéticas de los espacios culturales a fin de que sean atractivos para el público, cuando ni siquiera hay sólidas políticas culturales.
Lo mismo si nos referimos a los libros y a la creación de bibliotecas, cuando lo que se promueve son las “ceibalitas”.
Hay que ser serios señores, el problema no es la pobreza si no lo que la genera; pero resulta que para ello no hay políticas de “convivencia”
Las políticas de combate a la violencia no dejan de ser políticas de contención social. Mientras no cambie el modelo de sociedad, lamentablemente la violencia se seguirá reproduciendo.
No nos parece factible que se pueda aislar el tema de la violencia del contexto socio cultural que la produce. La cultura de los shopings, la creación de individuos autosuficientes aislados en sus computadoras, los lamentables programas televisivos, son los que abonan el terreno de las fracturas sociales.
No es que pensemos que invertir en cultura y educación esté mal, lo que decimos es que aun así ello no es suficiente.
Por otra parte las organizaciones sociales tienen un desafío y es el de no dejarse arrebatar las iniciativas territoriales y culturales
En cuanto al programa La Noticia y su Contexto, la información es por demás acotada y tendenciosa, el contexto, brilla por su ausencia y la mayor parte de los invitados son políticos, hombres de negocios o sindicalistas, que responden a la línea oficialista.
Ocurre con frecuencia que cuando se critica, siempre surge la pregunta; ¿pero qué otras alternativas hay? Nuestra respuesta es que tal vez no hayan soluciones definitivas, ni formulas mágicas si no un camino de resistencias en donde distintas iniciativas confluyan.
Para terminar y con respecto a esto, les recomendamos ver un video que los compañeros del colectivo Contrafuegos realizaron en un barrio de Parque del Plata.
Luna
02 08 2012