“En vivo y en directo”, la mentira.
Otra vez Santa Catalina es “la vedette” del show de la mentira y la manija
En Santa Catalina, como en cualquier otro barrio de la periferia de Montevideo, no resulta nada sencillo armar el “rompecabezas” de hechos desdichados que permitan entender de qué modo se originan ciertos incidentes barriales, que, cuando ocurren, culminan con frecuencia con la abusiva y nefasta intervención de fuerzas represivas, que, lejos de restablecer “el orden y la seguridad”, alimentan una espiral de violencia de consecuencias que en general perjudican única y gravemente a la población civil más pobre, en particular, a la más joven.
Más difícil aun se hace este intento de reconstrucción objetiva de hechos cuando intervienen “sobre caliente” supuestos periodistas que ostensiblemente tergiversan o inventan situaciones que únicamente existen en las cabezas demasiado febriles de “medios” que practican una especie de “apostolado” de inducción a la paranoia colectiva, de fabricación de guerras entre sectores del vecindario, e, invariablemente, de vergonzosa e impúdica estigmatización de la juventud más marginada socialmente.
Volvió a ocurrir hoy, 22 de setiembre de 2015, sobre el mediodía, precisamente en este barrio de Santa Catalina que todavía llora el asesinato policial del joven Sergio Lemos, salvajemente ultimado hace casi dos años en circunstancias que hablan fehacientemente de la actuación cobarde y alevosa de un equipo represivo que, una vez consumado el crimen, trató de “plantar” falsas pruebas que lo justificaran, mientras especialmente canal 4 actuaba como encubridor hablándonos del “joven delincuente abatido”.
A la hora 22:00 de esta jornada, a unas 10 horas del inicio visible de lo acontecido, no está del todo claro cómo se llegó a ello ni a lo más dramático de lo vivido hasta poco antes de las 19:00 horas, cuando fue liberado por orden judicial el grupo de jóvenes retenido y reiteradamente golpeado en las instalaciones de la seccional 24, del Cerro, desde el mediodía, tras una persecución a garrotazos y a balazo limpio como en el “lejano oeste”. Lo que sí es evidente es que canal 4, en su “informativo” que emite desde las 19:00, seguía propalando un “informe en vivo y en directo” que hablaba de pedreas contra los tres contenedores que, a la entrada del barrio, ofician de anexo de la seccional 24 desde hace aproximadamente un año.
Todo ya había pasado, pero el canal 4 nos decía con lujo de inexistentes detalles, que todo seguía pasando, cargando las tintas, por supuesto, en la peligrosidad de la juventud desacatada.
Este canal concurrió al lugar en las primeras horas de la tarde, cuando personas adultas y de buen modo trataban de dialogar con los policías que, armados a guerra, se habían colocado delante del anexo sobre la calle Camino Santa Catalina, ostensiblemente dispuestos a arremeter sobre los jóvenes que, furiosos, reclamaban fueran puestos en libertad los detenidos, mientras junto a la entrada a la UTU ubicada a pocos metros, un agente policial sin uniforme se había parapetado tras una moto apuntando con una pistola automática sobre los jóvenes. (Un vecino que fue a buscar a su hija a la salida de la UTU, se dirigió al potencial francotirador “de civil”, increpándole enérgicamente su actitud taimadamente amenazante, pero ni esto ni la intervención de los vecinos más veteranos para calmar los ánimos (mientras se les apuntaba con escopetas), fue registrado por las cámaras del 4, no al menos en su emisión mentirosamente “informativa” de las 19 horas.
Canal 4 se dió el lujo de ocultar lo que los vecinos les decían a la policía, que, sencillamente, era que no es correcta ni aconsejable la metodología prepotente, avasalladora de todo el mundo e irrespetuosa con la que se actúa, aun si se tratara de intervenciones motivadas por hechos delictivos reales o por alguna otra situación socialmente reprobable.
A Canal 4 no le interesa mostrar qué cosas siguen sembrando una actitud confrontativa con las fuerzas policiales entre gente que, obviamente, ha quedado “con la sangre en el ojo” no sólo por el asesinato de Sergio Lemos, sino por otras innumerables situaciones de abuso policial que no cesan y que son la “espada de Damócles” que pende sobre todos los barrios del país.
Esperemos que las cámaras del Ministerio del Interior que sí filmaron prolijamente la mayor parte de lo ocurrido, le permitan al menos al ministro Bonomi enterarse de cómo se suceden las cosas, por si no lo sabe...
Y esperemos, también, que algún día sean verdaderos periodistas los que cobren un salario por “informar” y no inmorales mercenarios con un micrófono en la jeta, que cobran el miserable salario de dar manija y medrar con la “inseguridad ciudadana”, alentando y aplaudiendo el crimen uniformado que les mandan aplaudir delincuentes de “cuello duro”...
Gabriel -Saracho- Carbajales, 22 de setiembre de 2015, Montevideo.