La intervención anárquica en la realidad es amplia, multiforme y muchas veces contradictoria. Es lo que se gana cuando no se es, ni se quiere ser, un partido. Esto no significa que uno no pueda reconocer cuál es nuestro accionar y cuál el de los eternos especuladores, siempre buscando poder, acomodo, plata. Nosotros nos enorgullecemos de ser de los que lo intentan, de ser de los que se equivocan por estar siempre intentando. Son los métodos autoritarios los que están acabados, los que han llevado a las personas y el planeta a un lugar de donde será difícil salir. Es el estatismo y la cultura de la delegación los que nos harán difícil encontrar formas de libertad y supervivencia alejadas de la dependencia al dinero, la competencia y el odio.
Los errores están, o pueden estar, en las apuestas, en ciertas decisiones que podemos tomar, no en lo que somos. No hay error en intentar ser mejor, romper con nuestros dogmas y los dogmas en general, tentar al destino viviendo de una forma opuesta y más coherente. Hemos aprendido a relacionarnos desde la amistad, desde la escala del cara a cara y sin jerarquías. Nos hemos forjado en las esquinas donde todos somos iguales, en las luchas callejeras y en el ver cómo la solidaridad es casi la única herramienta que no puede ser pervertida por los especuladores. La solidaridad no se mezcla con el dinero, no pide cosas a cambio y es opuesta al arte de la política. Lo que nosotros queremos, lo que nosotros pretendemos, y cómo lo queremos llevar a cabo, no es un secreto. Queremos la libertad, lo más amplia posible, y la queremos usando métodos libres, sin pisotear a nadie. Por eso nuestro camino no es el camino de la política, queremos ser sinceros y claros. Tan fuertes seremos como podamos evitar ser ventajeros, interesados o especuladores. Nuestros compañeros no son santos (por suerte), no intentan venderse como tales, más bien saben que tienen mucho de este mundo. Somos anarquistas porque reconocemos en nosotros y en la sociedad la peste de la jerarquía y la combatimos, no porque estemos libres de ella.
Este periódico no intenta dar recetas, intenta crear lazos de comunicación. Intenta entablar diálogos y no especular con la verdad. La anarquía, hemos repetido muchas veces, es algo simple, es la búsqueda de formas de relacionarnos sin Poder, sin Autoridad. Nuestros métodos tienen que tener esa coherencia y nosotros intentaremos también ser coherentes. A la vez, no partimos de cero. Somos creadores de cosas nuevas y lo somos porque tenemos un pasado, porque no empezamos recién, y porque otros han sabido pelear y buscar antes que nosotros. Somos parte de todos aquellos que se han batido contra el hambre de panza y el hambre de espíritu. Intentamos aprender de las luchas pasadas, somos parte de ellas.
No hay error en no ser un esclavo, no hay error en no resignarse. Las personas resolverán sus problemas sin representantes, encontrarán las formas de cómo hacerlo, experimentarán diferentes formas de vivir sin aplastar o someter a otros o al planeta, y nosotros estaremos ahí siempre como uno más haciendo nuestra parte. No portamos ninguna verdad revelada, sólo llevamos nuestro método y ganas lo más lejos posible.
Saludamos a todos los que nos discuten, nos escuchan, nos hacen cambiar y mejorar. Saludamos a los que distribuyen este periódico en cualquier parte del territorio uruguayo y más allá también.
La red-acción.