Difícil y complejo resulta el poder sostener sistemáticamente comentarios, análisis y propuestas frente a la coyuntura que nos toca vivir.
Existe una avalancha de cosas que se pasan tanto a nivel local, regional y en el mundo. La dinámica propia de los acontecimientos nos arrastra en un torbellino de noticias, declaraciones, propuestas.
Circulan campañas de todo tipocon sus consabidas recolección de firmas, presentaciones de libros y charlas con la intención de aclararnos acerca de las vías a seguir, a fin de cambiar nuestras agobiantes e injustas realidades.
Sin dudas muchas de las propuestas son interesantes o ameritan tomarse el tiempo, verlas, pensarlas y compartirlas; pero sucede también que el flujo de información que circula es prácticamente imposible de seguir y que nos encontramos en un momento en que la cantidad remplaza la calidad; lo que se retiene es muy poco, fragmentado y además terminamos al fin más desinformados que otra cosa. En todo caso podemos preguntarnos, que hacemos con la masa de información que manejamos, como la cotejamos, como la seleccionamos o a que cosa le damos prioridad y en función de que.
Por eso, muy a pesar de un cúmulo de cosas que se pasan y nos pasan en nuestro país , no vamos a introducirnos en comentarios o análisis que otros compañeros y colectivos ya hacen..
Más bien queremos abordar algunos aspectos que tienen que ver con las dificultades en consolidarnos como individuos del colectivo y potenciarnos en construcciones comunitarias autónomas.
Decimos esto porque pensamos las organizaciones sociales como colectivos que conllevan adentro de ellas la potencialidad de comunidad . También porque sentimos que sin una comunidad con fuerte identidad y autonomía no es pensable caminar hacia cambios que nos liberen de las distintas opresiones.
El actual sistema nos guste o no nos ha fragmentado al punto de pulverizarnos como individuos colectivos y anularnos en la capacidad de pensar y desear.
Por lo tanto el modelo interiorizado que llevamos a cuestas en nuestras vidas es el modelo del sistema que se traduce en un modo de relacionarnos y vivir que no nos es propio si no impuesto a través de la institucionalidad de los vínculos.
Creemos que todo está ahí, en que no nos podemos pensar en colectivo. El tiempo que disponemos para las instancias grupales es un tiempo "fuera "de los ámbitos de trabajo y de la familia y por lo tanto ese tiempo es un momento, es puntual, casi espasmódico.
Nuestras vidas han sido capturadas por la máquina de la sociedad capitalista, anulando el deseo como potencia creadora de comunidad.
Ahora bien, podemos salirnos, corrernos un poco del eje dominante? Como hacerlo?
Se nos ocurre pensar en que es como nacer y aprender a erguirnos primero y luego dar los primeros pasos. Soltarnos y ensayar mismo arriesgando caer una y otra vez.
Comenzar tal vez con las cosas más pequeñas y simples pero que vayan tejiendo una trama afectiva, de conocimiento y reconocimiento, de sueños compartidos, para que con ellos broten raíces lo suficientemente fuertes, que posibiliten avizorar las transformaciones.
No vemos como posible que ningún colectivo se consolide políticamente en su resistencia sin fortalecerse en producciones generosas y expansivas que contribuyan a una auténtica construcción de comunidad.
Para todo ello habrá que expulsar el individualista que nos habita, poner en movimiento la solidaridad, recuperar el compromiso y la palabra como valores éticos de nuestras acciones. Esto implica también crear una cultura propia y una economía solidaria alternativa.
Esto es lo que todavía no está y por lo tanto es la carencia que deberá movilizarnos.
Luna 02 04 2013
Existe una avalancha de cosas que se pasan tanto a nivel local, regional y en el mundo. La dinámica propia de los acontecimientos nos arrastra en un torbellino de noticias, declaraciones, propuestas.
Circulan campañas de todo tipocon sus consabidas recolección de firmas, presentaciones de libros y charlas con la intención de aclararnos acerca de las vías a seguir, a fin de cambiar nuestras agobiantes e injustas realidades.
Sin dudas muchas de las propuestas son interesantes o ameritan tomarse el tiempo, verlas, pensarlas y compartirlas; pero sucede también que el flujo de información que circula es prácticamente imposible de seguir y que nos encontramos en un momento en que la cantidad remplaza la calidad; lo que se retiene es muy poco, fragmentado y además terminamos al fin más desinformados que otra cosa. En todo caso podemos preguntarnos, que hacemos con la masa de información que manejamos, como la cotejamos, como la seleccionamos o a que cosa le damos prioridad y en función de que.
Por eso, muy a pesar de un cúmulo de cosas que se pasan y nos pasan en nuestro país , no vamos a introducirnos en comentarios o análisis que otros compañeros y colectivos ya hacen..
Más bien queremos abordar algunos aspectos que tienen que ver con las dificultades en consolidarnos como individuos del colectivo y potenciarnos en construcciones comunitarias autónomas.
Decimos esto porque pensamos las organizaciones sociales como colectivos que conllevan adentro de ellas la potencialidad de comunidad . También porque sentimos que sin una comunidad con fuerte identidad y autonomía no es pensable caminar hacia cambios que nos liberen de las distintas opresiones.
El actual sistema nos guste o no nos ha fragmentado al punto de pulverizarnos como individuos colectivos y anularnos en la capacidad de pensar y desear.
Por lo tanto el modelo interiorizado que llevamos a cuestas en nuestras vidas es el modelo del sistema que se traduce en un modo de relacionarnos y vivir que no nos es propio si no impuesto a través de la institucionalidad de los vínculos.
Creemos que todo está ahí, en que no nos podemos pensar en colectivo. El tiempo que disponemos para las instancias grupales es un tiempo "fuera "de los ámbitos de trabajo y de la familia y por lo tanto ese tiempo es un momento, es puntual, casi espasmódico.
Nuestras vidas han sido capturadas por la máquina de la sociedad capitalista, anulando el deseo como potencia creadora de comunidad.
Ahora bien, podemos salirnos, corrernos un poco del eje dominante? Como hacerlo?
Se nos ocurre pensar en que es como nacer y aprender a erguirnos primero y luego dar los primeros pasos. Soltarnos y ensayar mismo arriesgando caer una y otra vez.
Comenzar tal vez con las cosas más pequeñas y simples pero que vayan tejiendo una trama afectiva, de conocimiento y reconocimiento, de sueños compartidos, para que con ellos broten raíces lo suficientemente fuertes, que posibiliten avizorar las transformaciones.
No vemos como posible que ningún colectivo se consolide políticamente en su resistencia sin fortalecerse en producciones generosas y expansivas que contribuyan a una auténtica construcción de comunidad.
Para todo ello habrá que expulsar el individualista que nos habita, poner en movimiento la solidaridad, recuperar el compromiso y la palabra como valores éticos de nuestras acciones. Esto implica también crear una cultura propia y una economía solidaria alternativa.
Esto es lo que todavía no está y por lo tanto es la carencia que deberá movilizarnos.
Luna 02 04 2013