sábado, 15 de enero de 2011

Semilla ácrata, brotando libertad. Nº1, Diciembre del 2010

El Gran Hermano ya empezó.
Un mundo ficticio ha sido creado para distraernos de lo que ocurre en las calles, sin embargo, la realidad está afuera, lejos de lo virtual, en donde se ve la pobreza, el genocidio en las cárceles y el despotismo. Es decir, la dictadura de la miseria en todos sus sentidos.
Y si bien era más sabido que el cambio no sería obra de ningún gobierno, hoy seguimos con más de lo mismo.
¿Lo mismo o peor?
El estado progresista, en su afán por entrar en las ligas mayores del gran capital, se dedica a construir las herramientas jurídicas para legitimar tanto la explotación de los recursos naturales (minería a cielo abierto, monocultivo, mega-basurales, celulosa, agrotóxicos, etc.) en manos de multinacionales, como el acceso a la beneficencia estatal (plan de emergencia, canasta Mides, plan Ceibal, etc.), manteniendo intacta la pobreza, a cambio de estabilidad social y clima de inversiones.
Así mismo se generan los mecanismos que brindan impunidad para reprimir a los que quedan fuera de la ley (ley de procedimiento policial, transferencia de los militares a la policía, etc.) que en un sistema económico excluyente son muchos.
Mientras tanto, desde los medios de comunicación masivos se generaliza un discurso del miedo, que apunta y persigue todo lo que sale del molde, criminalizando y dejando la cancha libre para que se instale la represión. Ahora quieren que un chiquilín de 14 años vaya preso como un adulto. Y hoy por hoy, ¿qué es la Colonia Berro, sino una cárcel? Claro, pero con la baja de la imputabilidad los pueden matar aunque sean gurises, como ocurrió con los presos de Rocha y otros tantos.
Aprobando con indiferencia, se normaliza por TV este reality show, donde vida es igual a supervivencia, pasividad es violencia y seguridad es represión. Un mundo donde la prensa apunta, la policía dispara y la democracia encarcela.
Si esto aún no hirió tu sensibilidad y todavía estás leyendo, capaz que sería bueno que te preguntes: ¿qué harías si esto lo hubieran hecho los blancos y colorados?
A nosotros no nos importa el color de la opresión, ante ella nos rebelamos. Ya sea protestando, como viviendo de una forma alternativa, tendiendo lazos de solidaridad y apoyo mutuo, practicando la solidaridad y la acción directa.
¡Por la destrucción de todo lo que hay y la construcción de todo lo que falta!
Salud y anarquía.