miércoles, 29 de junio de 2016

Armados


Publicado el Jueves 23 junio en ladiaria.

Adolescente fue baleado por la Republicana y su familia denuncia que “se montó” un tiroteo.

No aparenta 16 años. Nicolás (nombre ficticio) tiene cara de niño. Es menudo, delgado, habla bajito, mirando a los ojos. Se acomoda con dificultad en la silla. El 24 mayo ingresó al Hospital de Clínicas por una bala que le atravesó el intestino y salió por detrás. Según el parte médico, se le realizó una cirugía de urgencia y se constataron lesiones en la vesícula y en el intestino delgado. Sobrevivió, y el 9 de junio le dieron el alta, pero deberá mantener una dieta especial de por vida.
Tanto él como su madre, Magela, quieren denunciar lo que pasó esa tarde, y no lo han hecho hasta ahora porque no consiguieron el dinero necesario para pagar un abogado penalista y hacerle un juicio al Estado. Magela y sus siete hijos viven en Salinas, en una casa de bloques que ellos mismos construyeron. Ella trabaja en una cadena de supermercados. Su hijo Nicolás asiste al liceo de El Pinar. Aquel día llevaba en su mochila cuadernos, documentos y su boletera. Iban en moto junto a un amigo mayor de edad, que se ofreció a llevarlo al arco de Salinas. Su amigo llevaba en la mochila una pistola calibre 22 que pertenece a su familia, que trabaja en un carrito de venta de chorizos y hamburguesas instalado junto al arco. La familia del joven mayor de edad confirmó a la diaria que la pistola les pertenece y que todos los días la llevaban al carrito como una forma de defensa, porque ya los han asaltado. Confirmaron también que ese día aguardaban la pistola, que no llegó.
En el camino, a Nicolás y a su amigo los interceptó la Guardia Republicana. Fuentes de la Seccional 22ª de Salinas explicaron a este medio que la Guardia Republicana realiza inspecciones de rutina en la zona desde abril, luego de que se registrara un copamiento en el que fue asesinado un ciudadano alemán.
Dos policías de la Republicana les pidieron a los jóvenes los documentos. Estos se los dieron. Luego les pidieron que abrieran las mochilas. Cuando vieron la pistola, según el relato de los jóvenes, uno de ellos dijo: “Están de vivos, pichis”, tiró al suelo a Nicolás, le pisó el pecho y le disparó a quemarropa. El otro le dijo: “¿Qué hiciste?”, y después comentaron: “Esto se arregla”. Tomaron el arma calibre 22 y le dispararon a la moto de la Policía, según el relato de los jóvenes. Cuando oyó los disparos, un joven que trabaja como salvavidas salió y asistió a Nicolás, ya que los policías no sólo no lo ayudaron sino que comentaban: “Te vas a morir como un pichi en el piso”, dicen los jóvenes.
Luego de una hora, llegó la ambulancia que lo trasladó al Hospital de Clínicas. A Nicolás le dieron oxígeno y se salvó por muy poco. Recuerda que el camillero comentaba: “Se nos va el botija”.
A la madre recién le avisaron cuando su hijo ya estaba operado. Le dijeron que había baleado a un policía y que había roto el motor de una moto. Ella recuerda que antes de saber lo que había pasado, mientras hacía las compras, escuchó en Telenoche que “balearon a un delincuente” en Salinas. “Si es ladrón, soy la primera que lo mando preso”, dice su madre.
En la Seccional 22ª afirman que la moto no tenía matrícula y que los jóvenes iban sin casco, y que cuando los estaban registrando, Nicolás sacó la pistola y le disparó a la moto.
Mientras a Nicolás lo llevaban al Clínicas, al joven que lo acompañaba lo llevaron a la seccional y lo golpearon, según su relato. “Lo cagaron a palos. Hubo días en que no podía ni caminar”, cuenta su familia. “Me pegaron piñazos y patadas en las costillas, me costó respirar por cinco días”, cuenta él.
En la seccional niegan todo y sostienen que ellos sólo realizaron una “tarea administrativa”, y que del caso se encargó Investigaciones de Atlántida. En Investigaciones dijeron a la diaria que la información del caso es reservada y que sólo hablarán con autorización por escrito de la Unidad de Comunicación del Ministerio del Interior.
Denuncias cruzadas
Magela no puede evitar que se le llenen los ojos de lágrimas, o, en sus palabras, que “suba el nudo”. “No quiero ver a otra madre en mi lugar. Pasan los días y a mí no se me pasa el dolor. Mañana me lo matan”, dice. Nicolás no pudo recuperar sus pertenencias, entre ellas su cédula de identidad, su boletera y 240 pesos. En la Seccional 22ª no saben dónde están.
Su madre dice que va a seguir con la denuncia, que no va a parar. “Tengo 48 años y siete hijos, mirá si me voy a achicar”, insiste. Dice que es “una persona de trabajo” y que no tiene “por qué sentir vergüenza” cuando sale a la calle. “Tienen que pagar”, dice Nicolás.
Mientras hablaban con la diaria, el martes de mañana, ni la familia de Nicolás ni la del otro joven sabían que hay una denuncia presentada contra ellos por el Ministerio del Interior, con la versión de la Guardia Republicana.
En el Juzgado Letrado de Atlántida informaron a la diaria que la denuncia ingresó el 27 de mayo, que el 2 de junio pasó a la Fiscalía y que próximamente citarán a declarar a los involucrados.
Dos horas después de que la diaria conversó con Investigaciones de Atlántida, y luego de un mes sin novedades del caso, a Magela le llegó una citación de esa repartición para que su hijo fuera a declarar al día siguiente de la conversación, el miércoles de tarde. Así lo hizo ayer, y su versión, junto con la del otro joven y la de los policías, ya está a disposición de la fiscalía. Le devolvieron la mochila con los cuadernos y las lapiceras, pero sin los documentos.
Natalia Uval

LOS NUESTROS, DARÍO Y MAXI


Zur / Ilustración: Florencia Vespignani.
Hace 14 años en la estación Pueyrredón la policía argentina mató a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, su ejemplo de lucha los convirtió en referencia y emblema del movimiento piquetero. Para recordarlos los amigos de la garganta poderosa solicitaron a la hermana de Maxi y al hermano de Darío, junto a Osvaldo Bayer y Nora Cortiñas que recordaran a sus hermanos y compañeros. Lo que sigue son los testimonios que cada uno y una realizó, desde el dolor, la admiración y el cariño.
¿Quién fue Maxi? Vanina Kosteki.
Mi hermano era un artista, ése sí que era un artista, dibujante y escritor, un luchador con portación de poesía. Tirando trazos, disparando versos, cursó en dos escuelas con orientación artística, donde pasó infinitas horas pintando, guitarreando y cantando folclore. Todos los días, a cada rato, entre sus tareas habituales, Maxi iba librando sus propios combates culturales. Y escribía, escribía mucho, porque sentía que la victoria venía por ahí: “La mejor pelea se gana con palabras”. Tranquilo, con la paz de los honestos, trataba de evitar los conflictos innecesarios y jamás me dejaba sola, nunca, porque éramos muy unidos. De hecho, nos mandaban juntos a todos lados y compartíamos grupo tanto en el club como en la iglesia, entre tantas otras cosas, como aquella última vez, en aquel cumple de mamá. Mi hijo de 14 años tenía apenas 8 meses y volaba en los brazos de mi hermano, que solía levantarlo para agitarlo con esa energía de los tíos que zamarrean a sus sobrinos, mientras las madres nos ponemos nerviosas. Me parece estar viéndolo ahora, ayer, mañana. Cómo no, lo estoy viendo ahí, ese último día, tan joven, tan vital, tan feliz, ahí, jugando con sus siete sobrinos, disfrutándolos a pleno. Bien podría decir que aquella imagen contiene mi último recuerdo, pero se trata de un recuerdo vivo, activo, vigente, porque nuestro gran sueño era compartido: queríamos ser grandes artistas y recorrer todo el mundo a la par, publicando cuentos para chicos, escritos a dos manos e ilustrados con sus dibujos… ¿Qué siento? Que lo extraño, que lo siento, que lo siento mucho. Y sí, me resulta imposible dejar de pensar cuántas cosas podríamos haber compartido, si no me lo hubieran arrebatado, pero de algún modo las seguimos compartiendo y, de algún otro modo, no es cierto que hayan podido arrebatárnoslo. Pues si ustedes me preguntan quién fue Maxi, yo les diría muchas cosas, pero hay una que les diría primero: Maxi fue un gran compañero.

¿Quién fue Darío? Leo Santillán.
A 14 años de su partida, no tengo palabras para describir a mi hermano, de verdad, no las tengo. Y si las tuviera, no alcanzarían, porque día a día, año a año, aparecen nuevos recuerdos en mi mente. Tenía un carácter muy fuerte Darío, una impronta marcada que le permitió ser gigante con tan solo 21 años, 21 años mentirosos, que se perdían en la inmensidad del respeto que generaba entre sus compañeros. Marcado por distintas circunstancias de la vida, hubo una que lo transformó y definió para siempre: las necesidades que padecían los vecinos del barrio. Solidario, profundamente solidario, entendía también que debía poner límites, y sabía cómo hacerlo. Juntos, pasamos muchísimas adversidades a lo largo de nuestra vida, pero él siempre las enfrentaba, asumiendo las consecuencias. Y miren si no habrá sido así que aquella noche, el día antes de su asesinato, cuando estábamos todos reunidos en el local de Lanús, preparando la marcha del día siguiente, nos miró con toda su serenidad y nos dijo: “Mañana van a matar compañeros”. Todavía nos sigue mirando. Y sí, es muy fuerte recordarlo así, pero es necesario para poder comprender su lucha, para no abandonarla. Nunca más. Porque eso lo tenía claro mi hermano, tan claro que alguna vez me sentó para decirme: “Mirá, Leo, yo no voy a ver la revolución; pero los hijos de mis hijos sí. Y los chiquitos de nuestros compañeros piqueteros, van a dirigir esa lucha”. En 2002, el pueblo recién estaba despertando de la crisis, pero él tenía fe, tenía mucha fe, en los seres humanos. Entonces, si ustedes me preguntan quién fue Darío, yo les respondería que Darío no fue una persona: Darío fue miles de personas, esos miles de chicos a los que dedicó su vida con todo el corazón, esos miles de chicos que hoy levantarán su bandera, en el Puente Pueyrredón.

"Maxi y Darío somos todos" Osvaldo Bayer.
Una bestialidad. Aquel día todos fuimos víctimas de una bestialidad, otra exposición más de la brutalidad policial, fusilando personas como si no formaran parte de una democracia. Y por eso hoy, vengo a sumar mi grito al grito de todos ustedes, como lo hago todos los 26 de junio, hace ya 14 años. ¿Por qué? Porque mataron cobardemente a dos jóvenes, a dos luchadores, a dos compañeros nuestros. Y porque sólo así, sólo siguiendo las huellas de quienes marcaron el camino del pueblo, podremos alcanzar una mejor calidad de vida, una democracia capaz de erradicar la miseria, porque precisamente de eso se trata la democracia. Desde siempre, como a tantos, me tocó resistir a la represión contra los movimientos populares que buscan la igualdad, pero los gobiernos no han aprendido nada. Siguen apretando, humillando y pisoteando a la gente, alimentando la desigualdad, mientras concentran la riqueza, a las sombras de las necesidades básicas insatisfechas. Y de las balas. Pero entonces, ¿quiénes fueron Maxi y Darío? Dos militantes de abajo, dos amigos de las causas populares, dos enemigos del hambre, dos seres humanos capaces de imponer su dignidad, contra la impunidad de otros. Dos pupilas que arden, en los ojos de todos nosotros.

¿Quiénes fueron Maxi y Darío? Norita Cortiñas.
Hoy, en esta fecha tan significativa para todos los luchadores de la vida, se hace difícil no pensarlos, no recordarlos, no extrañarlos. Se hace imposible. Militantes populares, ambos, fueron mucho más que “dos víctimas de la crisis”. Fueron nuestros hijos, fueron nuestras hijas, fueron 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, fueron gargantas poderosas. Algunos, distraídos, podrán pensar que ya no están acá, pero nosotros sabemos que sí, que nos acompañan ahora y siempre, porque ellos han sido tan importantes como lo siguen siendo, para que todos podamos alcanzar por fin una vida verdaderamente digna. Son ellos, los jóvenes que luchan día a día, quienes dan el presente cuando el Estado está ausente. Y somos nosotros, quienes debemos valorarlos, recordarlos y honrarlos, a toda hora. Porque no sólo le dieron un ejemplo a las nuevas generaciones: le dieron su vida a la militancia, defendiendo la Patria para incubar justicia social, esa misma justicia social que exigía mi hijo Gustavo junto a tantos compañeros. Y entonces no, no me pidan que les responda quiénes fueron Maxi y Darío, porque Maxi y Darío no fueron: Maxi y Darío son… Maxi y Darío somos todos nosotros.

Los testimonios fueron publicados originalmente en la garganta poderosa 

LA MAESTRA QUE PERDIÓ UN ZAPATO


El 28 de junio de 1976 fue secuestrada de la Embajada de Venezuela la maestra Elena Quinteros y desde entonces está desaparecida. 38 años sin Elena. Pan y Rosas comparte unas letras en su memoria.
El tiempo está hecho de segundos. Arrollados como caracoles, se pliegan y despliegan en los vaivenes de los días, ritman la intensidad de los años, arden en el fragor del acontecimiento.

La historia está hecha de mujeres y hombres, sangre y saliva, verbo y mirada. La historia no es más que el aliento de mujeres y hombres latiendo en cada segundo.
Podría decir que esta es la historia del segundo en que una maestra perdió un zapato, pero no es aconsejable comenzar a escribir de derecha a izquierda ni de arriba a abajo.

Déjenme decirles que esta historia es más bien un abrazo a la memoria de la maestra que en un segundo frío del invierno más triste perdió un zapato.

La maestra
El 9 de setiembre de 1945 en Montevideo nace Elena Quinteros. Hija de María del Carmen Lidia Almeida (la Tota Quinteros) y Roberto Luis Quinteros. Elena crece, sensible y despierta, conjugando religión y política. Años después, al igual que muchos jóvenes cristianos, Elena se va acercando cada vez más a la vida militante. La casa de Elena y la Tota se convirtió en un verdadero refugio que cobijaba reuniones gremiales e incesantes debates políticos. La Tota, maestra también, aguardaba el regreso de las pegatinas con guiso caliente para todo y escucha confidente.

A Elena se la recuerda por muchas cosas, entre ellas por su tesón y voluntad militante. Dicen que fumaba mucho y dormía poco, que era alegre, testaruda y que asumía la militancia como parte de su vida.

En el ‘61 comienza a estudiar Magisterio, milita en la agrupación 3 de la Asociación de Estudiantes Magisteriales de Montevideo (AEMM) y se suma a las Misiones Sociopedagógicas.

A los 21 años se recibe de maestra y comienza a trabajar en una escuela en Pando. Fiel a su vocación militante se integra a la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM).

A mediados del ‘66, se incorpora a la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y desde esa opción libertaria en la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE). Años más tarde, en 1975, será una de las fundadoras del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).

El 16 de noviembre de 1967 fue detenida por primera vez y es liberada a las pocas horas. El 22 de octubre de 1969 es nuevamente detenida, procesada y recluida en la cárcel de Cabildo. Luego de la fuga del 13 detenidas el 8 de marzo del ‘70, las presas de Cabildo son trasladadas a Cárcel Central. Elena, junto a otras compañeras presas inician una huelga de hambre y logran que se las traslade nuevamente a Cabildo. Su detención duró casi un año y las compañeras la recuerdan como una referente, especialmente para las militantes de otras organizaciones. Tras su liberación, el 16 de octubre de 1970 fue liberada y regresa a sus tareas en la escuela de Pando donde es recibida con alegría por los niños y vecinos de la zona. Vive con su madre hasta que en el ‘73  se casa y se muda a casa de sus suegros.

El zapato
Tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, Elena se sumerge en la organización de la resistencia que se manifiesta en la huelga general y posteriormente en la reorganización clandestina de actividades militante. El largo proceso de conformación del PVP la obliga a desplazarse asiduamente entre Uruguay y Argentina.

El 5 de mayo de 1975, en el marco de un nuevo embate represivo contra su organización política, Elena es requerida por la dictadura y se traslada a Buenos Aires. Al mes siguiente es destituida de su cargo de maestra. En los primeros meses del 76 regresa en forma clandestina a Montevideo. Bajo otra identidad, vive en un apartamento en la calle Massini 3044, hasta su detención.

Un 26 de junio de 1976, cuando aún no había cumplido 31 años, Elena fue secuestrada. Dos días más tarde, con la excusa de entregar a un compañero, se hace llevar a las inmediaciones de la embajada de Venezuela. Allí logra escapar de sus captores, alcanzando el muro de la embajada, logra saltar el alto muro y cruzar; con una pierna quebrada grita a vos en cuello “Soy la maestra Elena Quinteros, asilo embajador, asilo”.  Los militares irrumpen a la fuerza en la embajada tras los pasos de Elena. El embajador intenta inútilmente arrancar a la maestra de las fauces de sus captores. Un segundo y es brutalmente introducida en un auto militar. Queda un zapato, mudo testigo del segundo más cruel del 28 de junio del `76.

Elena fue conducida al Batallón de Infantería Nº 13, donde fue torturada y ejecutada. Hasta aún hoy continúa desaparecida y mientras el ejército calla el paradero de sus huesos, su memoria viva camina con nosotros en la marcha.

Tiza y bastón
Dicen las viejas brujas que una mujer nunca se libera sola; que cada mujer se rebela libera con ella sus abuelas, madres, hermanas, hijas y nietas.

La lucha de Elena alumbró otras luchas y entre ellas la de su madre. Tras la muerte de su hija, la Tota se exilia, primero en Argentina y luego Suecia, hasta que la democracia la trajo de nuevo a Uruguay en la incansable búsqueda de su hija.

Podría decir que esta es la historia de una madre buscando a su hija, pero una vez más déjenme comenzar abajo y por la izquierda.

Es esta la historia de una madre que buscó a su hija... y a las hijas e hijos de otras, y a los padres,  madre, hermanos, tíos, compañeros y compañeras culpables de querer un mundo mejor.

En enero del 2001 murió la Tota. “Murió sin saber la verdad” gritaba un cartel el día de su velorio a la cara de los impunes. Tiza y bastón les canta Viglietti a esas mujeres nuestras que segundo a segundo dieron su aliento a la historia.

La Tota sonriendo, cuidando en carteles como canta Rúben Olivera, traicionando el olvido, cobijando la memoria. Elena mirando de frente, defendiendo la alegría, desterrando la muerte y recordando siempre porqué no olvidamos a la maestra que perdió un zapato.
Colectivo Minervas

Publicado en ZUR.org.uy

viernes, 24 de junio de 2016

Mumia Abu-Jamal: En este juego el capital gana


Tomado de redlatinassinfronteras

_____imperialista_

Mumia Abu-Jamal

Las elecciones primarias se han terminado en Estados Unidos y las elecciones generales comienzan de nuevo.
Y ¡voilà! Un billonario se enfrenta a una millonaria. La batalla Trump vs Clinton, que he descrito como el sucio vs la astucia, es un concurso entre primo y prima, porque gane quien gane, según el viejo adagio de los jugadores, «la casa nunca pierde».
¿Cuál casa? La casa del capital.
En el texto clásico Manifiesto Comunista, Marx y Engels empiezan su obra con una percepción extraordinaria. El Estado, argumentan, es sólo un comité para manejar los asuntos de la burguesía entera.
Al observar la sociedad en el siglo diecinueve, los autores consideraban a la clase política simplemente como un instrumento de la clase dominante –los capitalistas.
¿Cómo verían ellos a Donald Trump, un político billonario? ¿O a Hillary Clinton, una multi-millonaria? Estarían rascándose la cabeza con asombro.
Anteriormente, la burguesía —una elegante palabra francesa para la rica clase capitalista— compraba a sus políticos, o por lo menos los alquilaban.
Ahora han eliminado a los intermediarios. Toman el poder en su propio nombre.
Y si tú crees que a los billonarios o los millonarios les importa la gente trabajadora o pobre, pues tengo un puente en Brooklyn que te quiero vender —barato.
Ésta es una elección, y gane quien gane, el capital gana el premio.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

________Mumia__Libertad
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México

sábado, 11 de junio de 2016

Proyecto "El Holocausto", estrategia sionista


Luis E. Sabini Fernández


No deja de ser atrozmente penoso que desde una sociedad en que la policía, el ejército y hasta parte de la población ejecuta en la calle a jóvenes bajo sospecha; a quienes se demoran en cumplir una indicación o a jóvenes iracundas armadas de tijeras y en ropas talares que hace altamente improbable que resulten un peligro mortal; en que oficiales de seguridad sean capaces de rematar en el suelo a heridos (presuntos atacantes); en que allanan sistemáticamente  en la noche hogares en donde se detiene a niños de diez o doce años sospechados de haber tirado piedras a los soldados  ?nos referimos a la sociedad israelí, al Estado de Israel?, que desde tal sociedad, abonando esas conductas se irradie el llamado Proyecto Shoá o El Holocausto, que plantea “contribuir a una sociedad más justa y tolerante.”
El hecho, atrozmente contradictorio, tiene su explicación.
Dime de qué te jactas y te diré de lo que careces.” Es la vieja y archisabida exaltación de lo que no se practica, y que por eso mismo, tanto se invoca.  La mención al “holocausto” es coartada precisamente para que no haya opción para con los palestinos.
Es que Israel, basándose en criterios pretendidamente étnicos (“del pueblo judío”), procurando definirse como una sociedad forjada sobre la presunta cesión de tierras que un dios le habría provisto en exclusividad a un pueblo (a su pueblo) no se basa, ni le interesa en tipo alguno de universalidad. Las universalidades son violadas más o menos sistemáticamente en todos los estados que se pretenden tales; democráticos, socialistas, católicos. Pero donde la raíz, universalista, presenta la posibilidad siquiera remota de diálogo. Pero con una sociedad tribual, donde el fundamento está en el sí mismo de la etnia, del pueblo, de la grey… no hay diálogo, no hay necesidad de tal. No hay cómo com-binar, com-unicarse, tener com-pañía. Un connotado judío, sionista, Avraham Burg 1/  en su momento jerarca en el Estado de Israel, ya veterano, reconocía con enorme tristeza que la sociedad israelí carecía de compasión, precisamente. Com-pasión, sufrir junto con “el otro”.
Es esa “marca de nacimiento”  de la tesis sionista (proyecto Israel) lo que crea más que una dificultad, un abismo infranqueable. Advertido por muchos judíos y por muchos no judíos (y aprovechado también por antisemitas  para hacer fructificar sus odios, también tan particulares y como tales, tan injustos).
A medida que el proceso de la formación y el ensanche del Estado de Israel ha ido acentuando sus rasgos –desmantelamiento de un milenio de vida social en el territorio que definieran como “el propio”? el atropello a “los obstáculos” para “El Gran Israel” se ha ido acentuando. Podríamos decir, tenemos que decir que el sionismo ha ido brutalizando lo que ya fuera su ominoso comportamiento (por momentos, escalofriante, como el asesinato frío de un judío partidario del diálogo con árabes) en la década del ’20 y más adelante. Si uno observa el tratamiento dispensado a la Franja de Gaza, “una basurita en el ojo sionista”, con las invasiones de 2006, 2009, 2012, 2014, puede uno verificar que esa brutalización es cada vez mayor.
Ha sido precisamente a causa de ese proceso, que la craneoteca sionista decide en 2010, iniciar una contraofensiva cultural, intelectual, mediante “cuadernos de combate ideológico” como el “Diccionario del Proyecto Global” y varios otros emprendimientos por el mismo tenor.
Algunos de estos proyectos son de carácter general; otros son más particularizados. Se pueden observar algunos dedicados  a nuestra región.
Marcelo Marchese acaba de hacer un punteo de las modificaciones sufridas en libros de textos curriculares para los alumnos de nuestro país, que es al respecto claramente ilustrativa /2
En el 2000, el politólogo estadounidense judío Norman Finkelstein, con todos sus parientes masacrados por el nazismo (salvo sus progenitores) pública  The Holocaust Industry, que está traducido al castellano desde 2008, La industria del holocausto (se lo puede bajar desde internet, “La editorial virtual”).
Allí Finkelstein procura responder por qué la persecución que los nazis emprenden contra los judíos a lo largo de la segunda mitad de la década del ’30 y que rematan con la muerte “industrializada” de judíos (y otras minorías) entre 1941 y 1945 es un episodio poco estudiado, prácticamente ignorado en los circuitos mediáticos durante las décadas siguientes,  hasta que en 1967 aflora como elemento clave en la defensa… no ya de los judíos sino de Israel /3
Finkelstein define  este giro y define lo que se presenta como “El Holocausto” (con mayúscula) “como representación ideológica del holocausto nazi […con]una conexión, si bien tenue, con la realidad […en] su mayor parte inservible; no constituye un tributo al sufrimiento judío sino al engreimiento judío.”  
Es este culto a sí mismo el que se ha implantado primero en Israel, en sus escuelas primarias /4, y luego ha sido extendido fuera de Israel, hacia sociedades donde existe muy poco conocimiento sobre la problemática palestino-israelí y sobre el trato que la población judía israelí le propina a los natives  de Palestina.
Vale la pena precisar que esta nueva versión de “El Holocausto” tal como la define Finkelstein se presentará impregnada de espectacularidad hollywoodense.
Miembros del “Proyecto Shoá”  en Uruguay (que con mucha sagacidad han esquivado la denominación made in USA de “El Holocausto”, aunque se refieren exactamente a lo mismo) se dedican  a analizar “los derechos humanos, la convivencia y el bullying” tomando las enseñanzas de “El Holocausto”.
El carácter ideológico y estratégico de semejante abordaje  es tan mayúsculo que en Argentina ?donde desde 2014 han encarado el mismo adoctrinamiento? han implantado esta enseñanza hasta entre tobas. Como si los tobas no tuvieran en su propia experiencia (y en la de todos los pueblos originarios del continente) una vivencia suficientemente significativa y dolorosa desde la cual plantearse los temas que se procuran abordar con “El Holocausto”.
Sería como tratar de explicarles a niños charrúas, si hubiesen sobrevivido a la sociedad uruguaya, cómo se extermina a un pueblo, como si ellos no lo hubieran vivido.
Examinar, críticamente, la matanza de judíos a manos de nazis (y también de judíos a manos de zaristas en los pogromos de finales del siglo XIX), y la de maoríes a manos de británicos en Nueva Zelandia, y la de armenios en la “Gran Turquía”, y la de pieles rojas a todo lo ancho de la América del Norte a manos de “piadosos” evangélicos y cuáqueros, y la de guaraníes, kollas, mapuches, charrúas, y la de bantúes, hereros, zulúes y tantas otras etnias en África, sería un buen abordaje para entender el significado de los genocidios, por ejemplo, en la historia humana. Y entre ellos, el frío y sistemático etnocidio que se aproxima cada vez más a un genocidio de palestinos dentro del “Gran Israel”.
Pero la política de tratar de manera exclusiva o principal lo acontecido con judíos a manos de los nazis, y de reservarle a semejante momento de la historia de la humanidad un rango exclusivo, un papel especial, esencial, obedece a una política. Muy precisa: la defensa de cierta especificidad judía que hace que lo vivido por judíos sea algo incomparable con lo vivido y vivible por otros humanos.
Defender una excepcionalidad judía. De la que afortunadamente muchos judíos reniegan. Pienso en Gilad Atzmon, en Ilan Pappé, en los argentinos judíos que han renunciado a ser judíos argentinos y se han desmarcado de la política de DAIA-AMIA en Argentina y de la tutela israelí. Y en tantos otros.
Pienso en judíos como el rabino Yeshayahu Leibovitz que rompiera totalmente con las alas terroristas y supremacistas del sionismo, calificando a sus integrantes de “nazis judíos”.
Pero así como hay judíos que se atreven a romper con el rebaño, hay no-judíos que, con miedo a ser tildados de antisemitas, por ejemplo, se hacen más papistas que el papa, y aceptan las “sugerencias” de los diplomáticos israelíes para encarar este tipo de lavado de cerebro sobre nuestros niños. Que, ciertamente, no pueden defenderse solos.
Uruguay tuvo el dudoso valor de haber promovido la remoción de palestinos de su tierra para entregar esa tierra a un pueblo atrozmente perseguido en Europa, los judíos.
Tras la pesadilla nazi, se podía entender cierta confusión y cierto estremecimiento que hacía que algunos representantes de la ONU optaran por dar tierras ajenas a los judíos. Que no eran, en rigor, “los judíos”, sino los sionistas.  Muchos judíos rechazaron airadamente el invento sionista. En el mismo año 1897 en que se reúne el primer congreso mundial sionista, se reúnen judíos internacionalistas y fundan el BUND.
Marek Edelman, uno de los sublevados del Gueto de Varsovia, bundista y sobreviviente, y otra vez sublevado en la misma Varsovia al año siguiente, y otra vez sobreviviente, en 1945 se dedica a terminar sus estudios de medicina en su Polonia natal. A fines de los ’40 es invitado  a Israel. Podría haber ido como héroe y se niega rotundamente. Porque él era judío, no sionista. Y se negó a participar de esa empresa, carente de la universalidad de que hablamos un poco antes.
Edelman murió sin ser reconocido en el mundillo sionista, claro está.  Ya veterano participó de Solidarinosc en Polonia, en los ’80 contra la dictadura comunista y ya muy viejo, se ofreció para “ayudar” por su experiencia en lucha subterránea (literalmente, en las cloacas) en Sarajevo, junto a quienes resistían los exclusivismos étnicos (y su racismo implícito) cuando la terrible lucha fratricida en Bosnia en los ’90, que diezmó, literalmente, a los bosnios musulmanes.
Edelman se sentía perteneciendo a la humanidad, sin duda. Y con motivos.
Uruguay en 1948, igual que Guatemala, Perú, Canadá, Australia, fueron prácticamente digitados por EE.UU., el nuevo “Hermano Mayor” de la flamante ONU, para constituir el comité (UNSCOP, United Nations Special Committee for Palestine, Comité Especial de la ONU para Palestina).
Entonces dicho comité, nuestra representación en ella y el propio organismo asambleario de la ONU, no supo discernir las voces discordantes (dentro de la misma UNSCOP) de Irán, que recientemente devenido estado soberano no estaba digitado por bloque alguno, de India donde el partido dirigido por el recién asesinado Mahatma Gandhi tenía una clara posición de defensa de los habitantes palestinos que estaban sufriendo una invasión (tanto cultural como militar) y de Yugoeslavia, una nación que surgió de la segunda guerra mundial con peso propio, comunista pero no dependiente del eje soviético.
Tampoco las del mundo árabe, significativamente sin representación alguna en la UNSCOP.
Sería hora que la sociedad uruguaya reevaluara su participación en los episodios fundacionales de Israel, en 1948.
Han pasado ya muchas décadas, y con el empeoramiento de las condiciones de vida, cada vez más cercana a la muerte, de los palestinos que sobreviven en las tierras ansiadas por el sionismo, entendemos que lo realmente democrático y respetuoso es oír las voces de los aplastados, no sólo atender a “la voz del amo” aunque se proclame a sí mismo la víctima.
El proyecto Shoá, en cambio, es más de lo mismo; “defensa de Occidente”, aceptación gozosa del par EE.UU.-Israel y la geopolítica consiguiente, que es, precisamente la que está desmantelando cada vez más países y el planeta en general con su hybristecnocrática

CODA
Desde hace muchos años he pensado siempre que quienes no éramos ni palestinos ni sionistas, ni musulmanes ni judíos, y nos “inmiscuíamos” en la penosa y atroz cuestión palestina, éramos algo así como quienes brindábamos el mejor aporte, los mejor ubicados para juzgar la cuestión, sin intereses particulares ni presupuestos sesgados. Tal vez en esta convicción juegue la tendencia ?al parecer tan propia de los humanos?  de sentirse siempre, inconscientemente, en el mejor lugar, en el más importante, en el decisivo…
Sin embargo, el reiterado contacto con judíos me ha hecho repensar tal  asignación de papeles.
Entiendo que son los judíos que no pueden tolerar el papel del Estado de Israel, su etnocidio militante, el creciente desprecio por la vida humana no judía, el supremacismo que ha ido destilando cada día más claramente el panorama político de Palestina, a quienes les cabe el mayor mérito, o el mayor reconocimiento por su actitud y su amor a lo justo.
Podría corresponder similar reconocimiento a los palestinos que no aceptan un islamismo retrógrado ni el archiconocido “antisemitismo  vulgar”. Pero con ser tal actitud también muy respetable, lo que engrandece a los judíos que han aprendido a rechazar el esquema de poder vigente es que se trata del máximo poder planetario, el que se articula en los grandes centros de poder mundial.


1 “El sionismo está muerto”, Le Monde, París, 11/9/2003. Hay traducción al castellano,futuros, no 8, Río de la Plata, invierno 2005.
2  “De cómo el sionismo transformó un manual de enseñanza secundaria en Uruguay”,www.rebelion.org, 18/5/2016.
3  Al respecto es ilustrativo registrar la cantidad de producciones documentarias que década a década se hicieron en todo el mundo sobre este atroz tema: 10 en los ’40; 1 en los ’50; 8 en los ’60; 4 en los ’70; 26 en los ’80; 70 en los ’90; 49 en la primera década del s XXI (fte.; wikipedia). 10, 1, 8, 4 y luego, 26, 70, 49… hay diferencia. 
4  Jonathan Cook ha analizado este proceso en su blog.

viernes, 3 de junio de 2016

España. solidaridad para Liberación inmediata de Gabriel Pombo Da Silva


QUE EL ESTADO NO CIERRE SUS GARRAS SOBRE LOS REBELDES
Después de más de 30 años pasados en las celdas de los estados español y alemán parece que por fin se ve una luz al final del túnel para el compañero Gabriel Pombo da Silva. Extraditado de Alemania bajo una orden de detención europea emitida por el tribunal de Albacete por una condena de 3 años y 7 meses, a travès de la aplicación de las redenciones ordinarias, él acaba de cumplir esta pena. El 17 de mayo, el mismo tribunal de Albacete dictaminó una orden de puesta en libertad inmediata, y los días siguientes algunxs compañerxs fueron hasta la prisión para acogerlo a la salida. En vano, pues todavía se encuentra entre rejas. 
La dirección de la prisión en la que él se encuentra (C. P. la Moraleja,Dueñas, provincia de Palencia), y distintas instancias judiciales, entre ellas el tribunal de Girona lanzaron rápidamente varios procedimientos dudosos para impedir su liberación. Estos tienen como fin prolongar su encierro por un tiempo indeterminado, a pesar de que hay varios recursos jurídicos en curso.
Que el estado, que hace la ley a su conveniencia sea el primero en pisotearla, es un clásico de todos los tiempos, digan lo que digan los defensores de la democracia.
Igualmente, no hay nada sorprendente en que sus esbirros estén dispuestos a utilizar todos los medios para aplastar a aquellas y aquellos que rechazan doblegarse frente a ellos.
En España, como en otros lados, el endurecimiento de leyes y códigos penales, las oleadas represivas contra lxs “subversivxs”, la amenaza “terrorista” esgrimida frenéticamente son destinados a meter todo el mundo en vereda y hacer aceptar, cueste lo que cueste, un sistema basado en la explotación y en la dominación. Meter y mantener en la cárcel aquellos y aquellas que, como Gabriel continúan contra viento y marea a expresar su rechazo a la autoridad y a la opresión, es a la vez una forma de secuestrarlos y una señal clara dirigida a aquellas y aquellos que de una manera u otra, arremeten contra este orden social.

A intervalos regulares, salen voces de la prisión para denunciar las condiciones carcelarias, la perpetuidad de facto, las exacciones de los verdugos, y a veces también el encierro en sí mismo. Si han contribuido a acabar momentáneamente con las luchas colectivas en el interior, la represión y las reestructuraciones carcelarias no han conseguido aplastar toda revuelta. Y en ocasiones esta revuelta ha encontrado ecos al exterior de los muros. Es esta difusión que rompe la atomización la que temen los poderosos, y es también contra ésta que el Estado y sus perros guardianes llevan adelante una guerra sucia a base de presiones físicas y psicológicas, a parte de las habituales maniobras judiciales y penitenciarias.
La situación del compañero anarquista Gabriel Pombo Da Silva demuestra claramente que él a día de hoy todavia se encuentra en el punto de mira de instituciones que quieren enterrarle en sus mazmorras por lo que él es, por lo qué piensa y por lo que él continúa expresado.
Una manera de responder a esta guerra llevada contra lxs insumisxs es la solidaridad.
A cada una/o le corresponde expresarla de la forma que considere adecuada.

Libertad para todas y todos. Liberación inmediata de Gabriel Pombo Da Silva.

Anarquistas sin fronteras, 25 de mayo 2016